“Hablen y pórtense como quienes han de ser juzgados por la ley que nos da libertad, porque habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡La compasión triunfa en el juicio!”. Santiago 2:12-13 (NVI)
Como seguidores de Jesús, vivimos en una tensión constante.
Por un lado, queremos honrar a Dios y hacer lo que Él quiere. Por otro lado, todo en nuestro mundo se opone directamente a Dios.
La vida en el Reino de Dios está en desacuerdo con los caminos del mundo. Verás muchas cosas que no están de acuerdo con tus valores y, lo que es más importante, con los valores de Dios.
¿Cómo respondes?
Desafortunadamente, muchos cristianos responden juzgando a otros.
Santiago nos dice que, si juzgamos a los demás sin mostrar misericordia, entonces Dios no tendrá misericordia de nosotros. Dios desea misericordia sobre el juicio.
Puedes evitar juzgar si dices la verdad con amabilidad. Puedes decirle a alguien que desobedecer a Dios tendrá consecuencias negativas de una manera en la que no estás juzgando.
Te vuelves crítico cuando tomas la verdad y la tienes sobre la cabeza de la gente, para hacerte sentir superior. Estamos llamados a decir la verdad para ayudar a las personas, no para dañarlas o menospreciarlas.
Puedes estar en desacuerdo con alguien sin ser desagradable. Incluso si tienes razón en algo, ser descortés al respecto es un error.
Ser crítico, esperar que un incrédulo actúe como un creyente, no tiene sentido. La Biblia dice que las personas no pueden actuar de la manera que Dios quiere que actúen hasta que inviten a Jesús a sus vidas y acepten su poder para cambiar sus caminos.
Podrás dejar de juzgar a los demás cuando recuerdes que todos son responsables ante Dios. Eso significa que ellos no son responsables ante ti, pero recuerda, tú eres responsable de dejar de juzgar a los demás.
Jesús dice: “No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados” Lucas 6:37 (NTV).
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