Tú no puedes llegar a ser todo para lo que Dios te creó hasta que entiendas los cinco factores que influyen tu identidad. Los dos primeros son la química (cómo estás hecho) y las conexiones (tus relaciones). Eres el resultado de la forma en que Dios te creó y de las relaciones en tu vida.

Tu identidad también está influenciada por tus circunstancias y tu conciencia.

Las circunstancias son las cosas que te suceden alrededor —ninguna de las cuales puedes controlar. Eres producto de traumas, problemas, sufrimientos, vergüenza, impresiones, presiones, y dolor que han dado forma a tu vida. Tal vez incluso el abuso ha afectado tu identidad. Si alguna vez has tenido problemas o una catástrofe, todo eso ha dejado una marca indeleble en lo que eres.

La conciencia es como te hablas a ti mismo. ¿Sabes qué? Si le hablaras a tus amigos de la forma en que te hablas a ti mismo, es probable que ya no fueran amigos, porque nuestros pensamientos están llenos de las mentiras que hemos escuchado de otros y que hemos dejado que poco a poco nos afecten y nos fastidien. Cuando repetimos los pensamientos de otras personas en nuestra cabeza, permitimos que vayan más y más profundamente en nuestra conciencia, y comienzan a dar forma a nuestra identidad.

Proverbios 4:23 dice: “Ante todo, cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida” (PDT). Tus pensamientos no tienen que ser verdad para hacerte daño; sólo tienes que creer en ellos. Si te dices a ti mismo que tu matrimonio no durará, entonces así será. Si tienes miedo de que no puedas hacer algo, entonces no lo harás.

¡Tus pensamientos manejan tu vida!

Tus circunstancias pueden estar fuera de control, pero Dios está en control de todo. Tus pensamientos muestran quien eres, pero tú puedes cambiar tu forma de pensar. Tus circunstancias y tu conciencia han dado forma a la persona que eres, pero la forma en que respondes a tus circunstancias y los pensamientos darán forma al resto de tu vida.

Reflexiona Sobre Esto:

• ¿Cuál es tu respuesta natural a una situación o circunstancia difícil? ¿Huyes o te enfrentas a ella? ¿Te preocupas o confías en Dios?
• ¿Cómo puedes cambiar tu manera de pensar?
• ¿Quién o qué a tu alrededor influye en tus pensamientos de una manera negativa?

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Si todavía no has confiado en Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más?
Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo,
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