Tres Barreras que te Impiden Escuchar la Voz de Dios
por Rick Warren — Agosto 24, 2023
¿Qué tienen en común la voz de Dios y los teléfonos celulares? Para ambos, ¡debes estar en la posición correcta para escucharlos claramente!
La calidad de la recepción con tu teléfono celular puede variar ampliamente. En un edificio grande y sólido, su cobertura puede ser irregular. En un área silvestre, es probable que no tengas ningún servicio celular. Tienes que estar en la posición correcta para tener una señal clara y confiable.
Lo mismo es cierto con tu relación con Dios. Si quieres escuchar la voz de Dios clara y consistentemente, debes estar posicionado correctamente.
¿Cómo se ve estar en la posición incorrecta para escuchar a Dios? Cuando estás en la posición equivocada, tu mente está cerrada: quieres hacer lo que quieres, no lo que Dios quiere que hagas. En la posición incorrecta, tu corazón se endurece, no estás dispuesto a escuchar.
¿Qué mantiene tu corazón duro y tu mente cerrada a Dios? Aquí hay tres barreras que te mantienen cerrado al mensaje de Dios:
- Orgullo. Si crees que no necesitas a Dios en tu vida y quieres manejar las cosas tú mismo, probablemente no estés escuchando a Dios hablar. El orgullo te impide estar abierto a la posibilidad de que Dios quiera decirte algo.
- Miedo. Muchas personas no pueden escuchar a Dios porque tienen miedo de escuchar a Dios hablar. Podrías pensar que escuchar la voz de Dios o sentir su dirección te convierte en una especie de fanático religioso. O tal vez tengas miedo de los cambios que necesitarías hacer en tu vida si escucharas la guía de Dios.
- Amargura. Cuando te aferras al dolor, al resentimiento o al rencor, no puedes escuchar a Dios porque tu corazón está endurecido. Un corazón duro se enfría y te pone a la defensiva, incluso ante el amor de Dios.
Santiago 1:21 dice: “Así que quiten de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma.” (NTV).
Es hora de deshacerte de la amargura, el miedo y el orgullo que te impiden escuchar la voz de Dios y vivir su propósito para tu vida. Entonces podrás escuchar a Dios con el corazón y la mente abiertos y “aceptar humildemente” lo que te está diciendo.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Cómo escuchas la voz de Dios o sientes su dirección? ¿De qué manera te ha hablado en el pasado?
- ¿De qué manera sientes orgullo, miedo o amargura en el día de hoy? ¿Qué pasos debes tomar para dejarlos de lado?
- ¿Hay algo que Dios te ha estado diciendo que has estado ignorando? ¿Cómo le responderás hoy?