También Puedes Alegrarte al Enfrentar Pruebas

“También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia”. Romanos 5:3 (NTV)

Muchas personas conocen la historia bíblica de José, cuyos hermanos lo vendieron a la esclavitud, pero terminó siendo el segundo al mando en Egipto. Años después de su traición, José se enfrentó a sus hermanos y les dijo: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente” Génesis 50:20 (NVI).

Eso se llama sufrimiento redentor, donde sufres por el beneficio de otras personas. ¡Es lo que Jesús hizo por ti! Cuando murió en la cruz, no estaba pagando por sus pecados, porque no tenía ninguno. Él estaba pagando por tu pecado y por mi pecado.

En el sufrimiento redentor, Dios toma el dolor y hace que el mundo sea mejor por lo que viviste. Dios dice: “No todo va a ser bueno en tu vida, pero puedo usarlo todo para el bien y hacerlo acoplar en mi plan, incluso las heridas, los pecados de otras personas, hasta cuando eres inocente y has sido herido por otros”.

Porque Dios es un Dios bueno, le gusta sacar lo bueno de lo malo. Cualquier persona puede sacar bien de lo bueno. Solamente Dios saca bien de lo malo.

Romanos 5:3 dice, “También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia” (NTV). Puedes ser feliz incluso en medio de la presión, las pruebas, los problemas y la tribulación. ¿Por qué? Fíjate en la frase “porque sabemos”. La felicidad en la vida depende de lo que sabes, no de lo que está pasando. Puedes poner a dos personas en las mismas circunstancias y una de ellas puede ser feliz mientras que la otra está devastada. ¿Por qué? Porque es lo que sabes lo que hace la diferencia.

Dios está mucho más interesado en tu carácter que en tu comodidad. Él quiere que crezcas más como Él mientras estés aquí en la tierra porque lo único que podrás llevar al cielo es quien tú eres. ¿Cómo Dios lo hace? A través de todos estos problemas y pruebas a los que te enfrentas. Puedes saber en medio de ellos que Él está desarrollando una paciencia persistente en ti y usará tu sufrimiento para tu bien y el bien de los demás.

Reflexiona sobre esto:

  • ¿Cómo cambia tu perspectiva en medio de tu sufrimiento cuando consideras que puede ser por el bien de otros?
  • ¿Cómo cambia tu perspectiva en medio de tu sufrimiento cuando consideras que Jesús sufrió en la cruz por tu redención?
  • ¿Cuáles son algunas cosas que has aprendido sobre Dios y sobre ti mismo mientras estabas pasando por un momento de sufrimiento? ¿Cómo te han ayudado esas lecciones a crecer espiritualmente?

¿Has confiado en Jesús para tu salvación?

La Biblia dice que solo podemos llegar al cielo confiando en Dios a través de su Hijo Jesucristo y no tenemos que ganarnos el amor de Dios ni abrirnos camino hacia el cielo. La Biblia dice: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte” Efesios 2:8-9 (NVI).

Si no has confiado en Jesús y te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo, ora con tu corazón lo siguiente:

“Querido Jesús, has prometido que si creo en ti, todo lo que he hecho mal será perdonado, aprenderé el propósito de mi vida y algún día me aceptarás en tu hogar eterno en el cielo”.

“Confieso mi pecado y creo que eres mi Salvador. Prometiste que si confieso mi pecado y confío en ti, seré salvo. Confío en ti cuando dices que la salvación viene por gracia, por medio de la fe, y no por lo que yo hago. Te recibo en mi vida como mi Señor. Hoy estoy entregando cada parte de mi vida para que tú la gobiernes. Tienes el derecho a tomar las decisiones en mi vida”.

“Jesús, quiero descansar en tu amor. Gracias porque no tengo que ganármelo ni trabajar para conseguirlo. Quiero usar el resto de mi vida para servirte a ti en lugar de servirme a mí mismo. Te entrego humildemente mi vida y te pido que me salves y me aceptes en tu familia. En tu Nombre Jesús oro. Amén”.

Si acabas de orar para aceptar a Jesús, envíame un correo electrónico a [email protected] y házmelo saber. Me gustaría enviarte algunos materiales gratuitos para ayudarte a comenzar tu viaje con Jesús.


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