“¡Gloria a él en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones desde hoy y para siempre! Amén” Efesios 3:21 (NTV)
Durante los últimos días, hemos visto cómo puedes glorificar a Dios. Una de las mejores maneras en que puedes mostrar la gloria de Dios es uniéndote a la familia de Dios, la iglesia.
La Biblia dice en Efesios 3:21: “¡Gloria a él en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones desde hoy y para siempre! Amén” (NTV).
¿Sabías que la familia de Dios es lo único que va a durar por la eternidad? Dentro de mil años, si la Tierra todavía está aquí, no habrá Microsoft. No habrá Hollywood. No habrá ninguna de las cosas a las que estamos acostumbrados hoy. De hecho, la Biblia promete que incluso el Cielo y la Tierra como los conocemos hoy no durarán para siempre; un día habrá un Cielo y una Tierra nuevos.
Pero todavía habrá la familia de Dios. Cuando todo lo demás se haya ido, la iglesia de Dios permanecerá.
Si la familia de Dios es lo único que durará para siempre, ¿no quieres unirte a ella? Ser parte de la familia de Dios, la iglesia, tiene todo tipo de beneficios. Una iglesia local te amará y te ayudará a crecer en la verdad y en conocimiento bíblico. Es un lugar donde puedes compartir tus talentos y beneficiarte de las habilidades de los demás.
Unirte a una familia espiritual será una de las cosas más importantes que hagas con tu vida. La iglesia está haciendo una diferencia en el mundo que va a durar más que tu carrera, tus pasatiempos y cualquier otra cosa que hagas.
¿Qué estás esperando? Encuentra tu familia espiritual y únete a una iglesia local hoy.
Reflexiona sobre esto:
¿Listo para unirte a la familia de Dios?
No importa lo que hayas hecho o dónde hayas estado, tienes un lugar listo y esperándote en la familia eterna de Dios. La invitación está abierta. Solo cree y recibe.
¿Estás listo? Aquí hay una oración con la que puedes comenzar:
“Querido Dios, sé que cuando muera, te daré cuenta de mi vida. Sé que he pecado contra ti y he vivido según mi plan, no el tuyo. Quiero que eso cambie, comenzando ahora mismo. Quiero alejarme de mis pecados y volverme hacia ti.
Gracias por enviar a Jesús a morir por todo lo que he hecho mal, para no tener que pagar la condena. Sé que no merezco tu perdón. Sé que solo tu gracia puede salvarme, Señor. Nunca podría ser lo suficientemente bueno para entrar en un lugar perfecto.
Jesús, gracias por amarme tanto que tomaste toda mi culpa sobre ti. Me hiciste aceptable para el Cielo, y humildemente te pido que me salves y me hagas parte de tu familia para siempre. Yo creo en ti, Jesús. Y creo que cumplirás tu promesa de salvarme de manera instantánea, completa y por toda la eternidad. En el nombre de Jesús. Amén”.
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