Sirve a Dios Sirviendo a los Demás
por Rick Warren — Septiembre 24, 2018
“Nosotros somos creación de Dios. Por nuestra unión con Jesucristo, nos creó para que vivamos haciendo el bien, lo cual Dios ya había planeado desde antes”. Efesios 2:10 (TLA)
¡Dios no te puso en la tierra solo para que vivas para ti mismo! Él quiere que hagas del mundo un lugar mejor.
Cada vez que escucho a alguien decir, “vivo los fines de semana” quiero decir, ¿entonces porque Dios debería mantenerte vivo? Si no estás cumpliendo tu propósito, si te estás perdiendo todo el punto de tu vida.
Efesios 2:10 dice “Nosotros somos creación de Dios. Por nuestra unión con Jesucristo, nos creó para que vivamos haciendo el bien, lo cual Dios ya había planeado desde antes” (TLA).
Hay una palaba para esto: Ministerio. Cada cristiano es un ministro. No todos los cristianos son pastores, pero cada cristiano debe ser un ministro. eso quiere decir que usas tus talentos y dones para hacer una contribución en la vida, para ser un dador no un tomador.
La Biblia usa estas frases 58 veces: “ama a los otros”, “cuida de los otros”, “ora por los otros”, “anima a otros”, “ayuda a otros”, “consuela a otros”, “apoya a otros” Etc., etc. .es el ministerio mutuo de cada creyente en la familia de Dios. Esa es la forma en la que Dios quiso que fuera.
La verdad es que servir a Dios, a través de los demás no siempre es fácil, a veces te vas a desanimar. Entonces, ¿qué hacer cuando comienzas a desanimarte?, recuerda dos cosas:
Primero recuerda que vas a recibir un premio que dura por la eternidad. La Biblia dice que “Pues Dios no es injusto. No olvidará con cuánto esfuerzo han trabajado para él y cómo han demostrado su amor por él sirviendo a otros creyentes como todavía lo hacen” (Hebreos 6:10 NTV).
Segundo recuerda que Dios usa cada cosa. Nada es insignificante cuando sirves a Dios. Nada es en vano. “permanezcan fuertes y constantes. Trabajen siempre para el Señor con entusiasmo, porque ustedes saben que nada de lo que hacen para el Señor es inútil” (1 Corintios 15:58 NTV).
Reflexiona sobre esto:
- ¿Te caracterizarías a ti mismo más como un dador o un tomador en la familia de Dios?
- ¿Cuándo encuentras más difícil servir a las personas?
- ¿Cuánto podrías necesitar cambiar tu actitud hacia una cosa que te parece insignificante, pero que Dios te ha pedido que hagas en tu ministerio?