Sé realista con Dios

“Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes”. Santiago 4:6 (NVI)

¿Has pensado alguna vez en la importancia de un nombre?

El “hombre” con el que Jacob luchó en Génesis 32 era en realidad Dios, así que es curioso que el hombre le preguntara a Jacob cuál era su nombre.

Obviamente, Dios conoce el nombre de Jacob. Cada vez que Dios te hace una pregunta, nunca es para Su beneficio; es para el tuyo. Él ya conoce la respuesta.

Hoy en día, la gente suele elegir nombres porque suenan bien. Pero en los tiempos bíblicos, tu nombre era una descripción de tu carácter.

En hebreo, “Jacob” significaba originalmente “engañador” o “manipulador”, y hasta ese momento, Jacob había hecho honor a su nombre. Primero, engañó a su padre. Luego engañó a su hermano. Y luego utilizó y manipuló a su suegro. Jacob tenía un historial de causar una angustia tras otra, y su nombre lo reflejaba.

Cuando Dios pregunta a Jacob: “¿Cómo te llamas?”, es una llamada a la confesión. Jacob está confesando sus años de confabulación. Está admitiendo que él mismo es su mayor problema.

Para que puedas cumplir el sueño que Dios tiene para tu vida, tienes que dejar de excusarte. Tienes que dejar de culpar a otros por tus faltas. Tienes que dejar de racionalizar tus debilidades.

Santiago 4:6 dice: “Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes” (NVI).

El sueño que Dios tiene para tu vida es enorme, maravilloso, lleno de bendiciones y con un poder increíble. Pero no lo podrás lograr por tu cuenta. Necesitas la gracia de Dios. Y Dios solo da su gracia a los humildes.

¿Cuál es tu rasgo de carácter más fuerte, no necesariamente el mejor, sino el más fuerte? Para muchos de nosotros, nuestros rasgos más fuertes son también algunos de nuestros peores rasgos. Por eso, puede dar un poco de miedo pensar en confesarle a Dios esas debilidades.

Pero Dios te conoce mejor que tú mismo. Nada le sorprenderá. Él quiere que seas sincero para que puedas tener un cambio real en tu vida, no porque nada de esto sea nuevo para Él.

Dios ya sabía el nombre de Jacob. Sólo quería que Jacob confesara su pecado para que Él pudiera darle Su bendición.

Avanzar en tu lucha y comenzar el sueño de Dios para tu vida vendrán cuando seas real y sincero con Dios.

Reflexiona sobre esto:

  • ¿Qué temes admitir ante Dios acerca de ti mismo?
  • ¿De qué manera excusas tus debilidades, incluso las más pequeñas?
  • ¿Por qué la confesión es algo que debes hacer a lo largo del día y no sólo una vez al día o en determinados momentos?

¿Has confiado en Jesús para tu salvación?

La Biblia dice que sólo podemos llegar al cielo confiando en Dios a través de su Hijo, Jesucristo. No podemos ganarnos el cielo: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo” Efesios 2:8-9 (NTV).

Si estás dispuesto a aceptar el don de Dios y a confiar en Jesús, empieza por orar:

“Querido Dios, me has prometido que si creo en Jesús, todo lo que he hecho mal será perdonado, aprenderé el propósito de mi vida y me aceptarás en tu hogar eterno en el cielo algún día.

Confieso mi pecado y me someto a Jesús como mi Salvador y Señor. Jesús, quiero seguirte y servirte. Humildemente te entrego mi vida y te pido que me salves y me aceptes en tu familia. Te lo ruego en tu nombre. Amén”.

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