Tienes un enemigo —y no es quien tú crees. No es una persona contra la que tienes que competir en tu trabajo; tampoco es ese vecino complicado; mucho menos tu ex o el grupo de tu comunidad que hace cosas en contra de la Biblia y que te afecta.
Tu enemigo no es de carne y hueso: “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales” Efesios 6:12 (NTV).
Tu batalla es contra Satanás.
Una de las razones por las que muchas veces estamos desanimados y derrotados es porque no comprendemos contra quien es nuestra batalla. No entendemos quien es nuestro verdadero enemigo. Culpamos a la economía, un partido político, un segmento de la población o la persona con quien odiamos cruzarnos en la calle.
Culpamos a todos menos a quien la Biblia llama ladrón y mentiroso, la persona que está dispuesta a destruir a quienes aman y siguen a Jesús.
Para obtener victoria en tu vida sobre todo aquello que te arrastra debes comenzar a atacar al enemigo correcto.
Cuando lo hagas, ten en mente estas verdades acerca de tu verdadero enemigo, Satanás.
Satanás es real. Es el enemigo que ha perturbado tu vida. Pero hay buenas noticias: Él no tiene oportunidad contra Jesús.
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