“Alguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres, porque una cuerda triple no se corta fácilmente”. Eclesiastés 4:12 (NTV)
Cuando te vas de vacaciones, probablemente le pidas a un vecino que cuide tu casa mientras no estás. De hecho, algunas comunidades incluso tienen grupos de vigilancia vecinal. Pero mientras tus vecinos cuidan tus cosas, ¿quién está cuidando tu alma?
¿Quién en tu vida te defiende, te protege y te ayuda a mantenerte en el buen camino?
No importa quién seas, necesitas personas que te cuiden y te adviertan de las trampas espirituales. Encontrarás a esas personas en la familia de tu iglesia. De hecho, de eso se trata la familia de Dios.
Filipenses 2:4 dice: “No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás” (NTV).
Todos tenemos puntos ciegos, áreas de lucha y tentación en nuestras vidas que no podemos ver. Ahí es donde entra la familia de tu iglesia. Se mantienen vigilantes, buscando al enemigo.
Tienes un enemigo que quiere destruir tu vida. De hecho, incluso antes de que te despiertes, Satanás está pensando en cómo derrotarte todos los días con tentaciones y pruebas, callejones sin salida y desvíos. Lucha con un arsenal de heridas, hábitos y complejos. Y si intentas luchar contra él por tu cuenta, ese arsenal puede dejarte derrotado. Por eso necesitas encontrar una comunidad de creyentes que te ayude.
Eclesiastés 4:12 dice: “Alguien que está solo puede ser atacado y vencido, pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor todavía si son tres, porque una cuerda triple no se corta fácilmente” (NTV).
La comunidad, la familia de tu iglesia, es la respuesta de Dios a la derrota espiritual. Siempre estamos mejor juntos.
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