Imagina que un padre lleva a su hijo a McDonald’s y le compra un pedido grande de papas fritas. Y, de regreso a casa, el padre piensa: “esas papas fritas huelen muy bien”. Pero, cuando se acerca para tomar sólo una papa frita, su hijo le aparta la mano y le dice: “Papá, no puedes tomar una. ¡Estas son mis papas fritas!”.

Mientras continúan su camino a casa, el padre piensa: “En primer lugar, mi hijo ha olvidado que yo soy la fuente de todo lo que tiene. Lo traje a McDonald ‘s, ordené las papas fritas, pagué por ellas y le entregué las papas fritas. ¡La única razón por la que tiene papas fritas es por mí! Y mi hijo no se da cuenta de que podría quitarle esas papas fritas si quisiera. Podría agarrar toda la caja y comérmelas. ¡O podría comprarle a mi hijo un camión lleno de papas fritas! Pero, no necesito sus papas fritas. Si quisiera comer papas fritas, podría haber comprado para mí. Pero quiero que aprenda a ser generoso”.

Cuando se trata de Dios y tus finanzas, ¿alguna vez te encuentras siendo como el chico con sus papas fritas? Cuando sientes que Dios te incita a usar tu dinero de cierta manera, ¿quieres alejarlo y guardar tu dinero para ti?

En la historia, el padre quería que su hijo entendiera tres cosas que son las mismas lecciones que Dios quiere que aprendas sobre el dinero. Primero, quiere que sepas que no es tu dinero. Realmente no tienes nada; todo lo que crees que tienes es un préstamo de Dios. Lo siguiente, Dios podría quitarte tu dinero en un instante, o podría duplicarlo o triplicarlo. Y, por último, lo que más quiere es que aprendas a no ser egoísta y a ser más como Él.

¿Qué pasa cuando aprendes a ser más generoso con tu dinero? Te vuelves menos egoísta, más como Dios, y luego Él te dará más porque puede confiar en ti. Y viene sin vergüenza, culpa o arrepentimiento.

“La bendición del Señor enriquece a una persona y él no añade ninguna tristeza” Proverbios 10:22 (NTV).

Aprender a confiar en Dios con tu dinero y a llegar a ser más como Él en la forma en que usas tu dinero es un proceso que toma toda la vida. Comienza a tomar decisiones hoy que te moverán hacia este objetivo.

¡No te arrepentirás!

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Reflexiona sobre esto:

• ¿Alguna vez te has arrepentido de haberle dado generosamente a Dios?
• ¿Qué es una cosa que puedes hacer hoy para ser obediente a Dios con tu dinero?
• ¿Crees que Dios quiere bendecirte con más dinero? ¿Por qué sí o por qué no?

Si todavía no has confiado en Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo, haz esta oración.