“Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó”. Isaías 53:3 (NTV)
Si te despertaste sintiéndote solo esta mañana, Dios tiene algo que decirte: “Entiendo exactamente cómo te sientes”. Dios está contigo durante esta temporada difícil.
Si crees que Jesús no comprende la soledad, estás equivocado.
Jesús fue despreciado y rechazado por las personas que creó. Experimentó la soledad durante toda su vida.
Durante sus últimas horas, Jesús fue al Huerto de Getsemaní a orar. Este fue un momento emotivo para Él. Sabía que al día siguiente sería crucificado en la cruz, separado de su Padre.
Dado que Jesús necesitaba la compañía humana, se llevó a sus tres mejores amigos, Pedro, Santiago y Juan, al jardín. Les dijo: “«Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo»” Mateo 26:38 (NTV).
¿Qué hicieron? ¡Ellos se durmieron! Jesús regresó y dijo: “«¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora?” Mateo 26:40 (NTV).
Jesús debió haberse sentido muy solo en ese momento.
Al día siguiente, fue clavado en una cruz, donde gritó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Mateo 27:46 (NTV). Dado que Jesús cargaba con los pecados del mundo, el Padre no podía estar donde había pecado. Estaba realmente solo.
Jesús sabe lo que es sentirse solo. Y quiere aliviar tu soledad. Él se preocupa por ti y quiere ayudarte.
Quizás la soledad no sea un problema para ti hoy. Sin embargo, es posible que te sorprenda de quiénes son las personas en soledad que te rodean. A la soledad no le importa si eres hermosa, rica, exitosa o popular. Incluso las personas casadas pueden sentirse solas; algunas parejas nunca comparten una verdadera intimidad, cercanía y compañerismo. La pandemia ha dejado claro que nadie es inmune a la soledad. Eventualmente, cada uno de nosotros lo experimenta.
Si hoy te sientes solo, Jesús lo comprende y quiere aliviarte. La mejor forma en que Jesús puede aliviar tu soledad es haciéndote parte de su familia. Mediante su propia muerte y luego su resurrección, Jesús hizo posible que tu pertenecieras a la familia de Dios.
Cuando eres parte de la familia de Dios, es posible que aún enfrentes temporadas en las que te sientas solo. Pero nunca volverás a estar realmente solo.
Reflexiona sobre esto:
¿Estás listo para unirte a la familia de Dios?
Ser cristiano no significa que nunca volverás a sentirte solo. Pero sí significa que nunca estarás realmente solo. Serás parte de la familia de Dios para siempre. Si estás listo para entregar tu vida a Jesús, entonces haz esta oración:
Querido Jesús, me has prometido que, si creo en ti, todo lo que he hecho mal será perdonado, aprenderé el propósito de mi vida y me aceptarás en tu familia para siempre y en tu hogar eterno en el Cielo.
Confieso mi pecado y creo que tú eres Dios, mi Salvador. Te recibo en mi vida como mi Señor. Hoy, te entrego cada parte de mi vida. Quiero seguirte y hacer lo que me digas que haga.
Jesús, estoy agradecido por tu amor y tu sacrificio que me permite unirme a ti en el Cielo. Sé que no me lo merezco. Y te agradezco que no tengo que ganarme ni trabajar para mi salvación, porque sé que eso es imposible. Quiero usar el resto de mi vida para servirte en lugar de servirme a mí mismo. Humildemente te entrego mi vida y te pido que me salves y me aceptes en tu familia. En el nombre de Jesús oro. Amén”.
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