Como mencioné ayer, tres filosofías – individualismo, secularismo y relativismo – han devastado el termómetro moral de nuestra sociedad en las últimas décadas. Las consecuencias han sido dramáticas para la sociedad en general y para cada uno de nosotros individualmente.
¿Entonces qué hacemos al respecto?
Tienes que comenzar con Dios. Él encarna la verdad. Lo que está bien o mal tiene su significado en el carácter de Dios mismo. La deshonestidad es incorrecta porque Dios es honesto. La infidelidad es incorrecta porque Dios es fiel. Puedes conocer la verdad al observar cómo Dios interactúa con nosotros.
La Biblia dice: “Sólo él [Dios] te hará entender lo que es bueno y justo, y lo que es siempre tratar a todos por igual” (Proverbios 2:9 TLA). Podemos conocer el carácter de Dios a través de su Palabra. La Biblia nos dice lo que es verdad, nos guste o no lo que dice.
Una vez que nos encontramos con la verdad, la verdad de Dios, reconoceremos dos características clave de ella cada vez que la veamos.
La decisión es tuya. Hace unos años Newsweek resumió esta pregunta en la portada de su revista. Preguntaron: “¿De quién es la justicia? ¿De quién es la moralidad? ¿De quién es la comunidad? ¿De quién es la familia? ¿De quién son los valores?”
Esa es tu elección todos los días. Nuestro mundo de hoy nos da tres opciones para descubrir la verdad: podemos elegir basar nuestra moralidad en lo que pensamos, en lo que piensan los demás o en lo que Dios piensa. Realmente no tenemos otras opciones.
Nuestra elección dictará cómo vivimos, cómo amamos y, algún día, cómo morimos. Pero es nuestra elección.
¿Qué vas a elegir?
Reflexiona sobre esto:
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