“Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros”. 1 Pedro 4:10 (NTV)
Tus habilidades son para el beneficio de otras personas. La Biblia dice en 1 Pedro 4:10 “Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros” (NTV).
Nadie es bueno en todo. Tú me necesitas, y yo te necesito. Nadie tiene todos los talentos. No hay personas perfectas que puedan decirle al mundo, “No necesito a nadie”. Nos necesitamos los unos a los otros. ¡Fuimos hechos para trabajar en equipo! Ese es el por qué necesitas congregarte en una Iglesia. Juntos somos mejores.
Esta es la clave del éxito: construye tus fortalezas para que tus debilidades se vuelvan irrelevantes. Cada persona exitosa hace esto. Sólo trabaja en lo que eres bueno, y hazlo mejor.
Hay una segunda regla del éxito: Haz equipo con personas que son buenas en lo que tú no eres bueno. Haz equipo con personas que te complementen. Todos tienen algo que contribuir. Nadie lo tiene todo resuelto. Nos necesitamos.
Esto, por lo tanto, es uno de los propósitos del matrimonio. En el matrimonio nos unimos para complementar nuestras fortalezas y para compensar las debilidades. ¿Qué sucede cuando no compensamos las debilidades en pareja? Nos criticamos. El matrimonio no es para eso. El matrimonio reúne a dos pecadores, así que no hay relaciones perfectas; en el matrimonio, conoces las debilidades del otro, para que puedas ayudar a compensarlas.
Por ejemplo, pagar las cuentas y hacer presupuestos. ¿Quién debería hacerlo? ¡La persona que lo hace mejor! La Biblia no nos dice qué papel debe tener uno sobre el otro. Sólo fíjate quién lo hace mejor, y al hacer eso, compensas las debilidades. Ese es el por qué siempre dejo que mi esposa, Kay, conduzca. Ella maneja con mucho más cuidado que yo.
Esto también se aplica a tu trabajo. Si quieres que tu negocio sea efectivo, esta es la clave: contrata el personal por su F.O.R.M.A. Ayuda a las personas a descubrir su F.O.R.M.A. — su Formación espiritual (dones), Oportunidades del corazón, Recursos naturales (habilidades), Mi personalidad y Antecedentes (Experiencias) — y ponlos en los puestos para los que son buenos. Cuando haces eso, no tienes que controlarlos y no tendrás que motivarlos. ¿Por qué? Porque ellos van a hacer lo que aman hacer, y para lo que son buenos.
Dios quiere que cada persona use sus habilidades para ayudar a otras personas. ¡Nos necesitamos mutuamente!
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