Oramos por muy Poco, y lo Queremos muy Rápido

Cuando queremos que Dios responda nuestras oraciones, debemos estar dispuestos a no sólo dejar que Dios responda cuando sea que Él piense que es mejor sino también cómo sea que Él piense que es mejor. Los caminos de Dios son siempre los mejores, los más grandes y los más altos.

¿Qué hubiera pasado en la historia de Zacarías e Isabel, si Dios hubiese respondido a su petición por un bebé inmediatamente? Ellos hubiesen tenido un dulce y pequeño bebé que ellos hubieran amado y apreciado. Pero Dios demoro la respuesta por algunos años, y luego Él respondió, Él les dio a Juan el Bautista, el primo de Jesucristo, el único profeta que vio las profecías de Jesús cumplidas, y el precursor del Mesías.

Nuestro problema es doble: Oramos por muy poco, y lo queremos muy rápido. Efesios 3:20 dice: “Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar”. (NTV)

Algunas veces pienso en ese versículo, y trato de reclamarlo. Imagino la cosa más grande por la que pueda orar y pienso, “Esto realmente va a impresionar a Dios”. Oro por eso y espero por el “WOW” de Dios. Luego en cambio, recibo, “¿Hijo, no puedes hacer algo mejor que eso? ¿Dónde está tu creatividad? ¿Dónde está tu imaginación? ¡Puedo hacer eso sin problema! ¿Por qué no tratas de creerme por algo por encima de lo que puedas imaginar?

Si Dios hubiese respondido algunas de mis oraciones exactamente cómo se las había pedido, habría sido injusto. Sus respuestas fueron mucho mayores que mis peticiones. Estoy agradecido de que Dios no ha contestado algunas de mis oraciones. ¡Algunas de estas habrían sido un desastre!

Cuando Kay y yo nos casamos, recibimos una tarjeta de matrimonio que decía, “Dios siempre da lo mejor a aquellos quienes le dejan la elección a Él”. Aprendamos a dejar a Dios responder en su tiempo y a su manera.