No Tienes Que Ser Perfecto, Sólo Puro, Para Ser Usado Por Dios

 

“Si te mantienes puro, serás un utensilio especial para uso honorable. Tu vida será limpia, y estarás listo para que el Maestro te use en toda buena obra”
2 Timoteo 2:21 (NTV)

Si quieres ser usado por Dios, purifica tu corazón.

No tienes que ser una persona perfecta, pero tienes que tener un corazón puro. La Biblia dice en 2 Timoteo 2:21 “Si te mantienes puro, serás un utensilio especial para uso honorable. Tu vida será limpia, y estarás listo para que el Maestro te use en toda buena obra” (NTV).

Dios usa a todo tipo de personas. Él usa personas tímidas. Él usa personas extrovertidas. Él usa personas de todas las razas, edades, etapas de vida y antecedentes. Él usa hombres y mujeres. Dios usará vasos lisos y vasos adornados. Él usará vasos grandes y pequeños. Pero hay una cosa que Dios no usará: Él no usará un vaso sucio. Tienes que estar limpio por dentro.

¿Cómo haces eso? ¿Cómo te purificas? Lo haces a través de una palabra sencilla: confesión. Agustín dijo, “La confesión de malas acciones es el comienzo de las buenas acciones”. La Biblia dice en 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (NVI).

La palabra confesión en griego es la palabra homologeo. Homo significa “mismo”, y logeo significa “hablar”. Así que homologeo literalmente significa “hablar lo mismo que Dios sobre mi pecado”. Significa estar de acuerdo con Él: “Dios, tú estás en lo correcto. No fue un error. Fue un pecado. Estuvo mal”. No significa que intentes negociar con Dios (“nunca lo volveré a hacer”). No significa que intentes sobornar a Dios (“prometo leer mi Biblia cada día si me perdonas”).

Simplemente lo admites.

Eso parece ser demasiado simple para ti. Tal vez digas, “Todo lo que tengo que hacer es admitirlo, y ¿Dios me perdonará? ¡Si! ¡Se le llama gracia!

Esto es lo que te sugiero que hagas si realmente quieres ser usado por Dios: Toma tiempo esta semana para sentarte con una pluma y un cuaderno, y di, “Señor, ¿Qué está mal en mi vida?” Muéstrame. Lo voy a escribir, y lo voy a admitir. Voy a confesarlo ante ti”. Entonces, cuando Dios te de una idea, escríbela.

La primera vez que hice esto, ¡pensé que iba a escribir un libro! Y lo he hecho muchas veces desde entonces. Haz una lista, y entonces escribe 1 Juan 1:9 sobre ello y di, “Dios, admito esto ante ti. Esto está mal. No lo quiero en mi vida”. Pídele a Dios que limpie tu vida. ¡Dios te perdonará!”

Este es el punto de partida para ser usado por Dios. Debes purificar tu corazón.


Reflexiona sobre esto:

  • ¿Qué necesitarás cambiar sobre tu agenda para que puedas tomar tiempo cada día esta semana para escribir tus confesiones?
  • Puede que no seas capaz de escribir tu confesión a Dios todos los días de tu vida, pero ¿Qué patrones saludables puedes comenzar a establecer al hacer esto?
  • ¿Cuál es la diferencia entre error y pecado?

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