“Sean siempre humildes y amables. Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor” (Efesios 4:2 NTV).

No hay altibajos que sean mayores, que los altibajos de las relaciones personales. Puedes experimentar la alegría y la decepción a veces minutos uno del otro.

Cuando te encuentres luchando con las faltas de los demás, ve a Dios con tus decepciones.

Las decepciones existen en nuestras relaciones porque ninguno de nosotros es perfecto. Tenemos una visión idealizada del amor, las relaciones y el matrimonio, y cuando la realidad no coincide con esta imagen, nos decepciona.

Nunca tendremos la boda perfecta, el matrimonio o la familia perfectos, porque somos personas imperfectas y pecaminosas. La idea de que dos personas imperfectas y pecaminosas pueden unirse y tener una relación perfecta no es realista. Necesitas ajustar tus expectativas.

Una de las razones por las que a menudo nos desilusionamos con nuestras relaciones es porque le pedimos a otro ser humano que satisfaga las necesidades que solo Dios puede satisfacer. Otro ser humano no puede comprometerse a que siempre estará contigo o que no te fallará. Solo Dios puede cumplir esas promesas. Él nos dice en su Palabra: “Nadie podrá hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo como estuve con Moisés. No te fallaré ni te abandonaré.” (Josué 1: 5 NTV).

Cuando lleguemos al cielo, no habrá más desilusión o dolor. Hasta entonces, puedes elegir el seguir amando. Como 1 Corintios 13:7 dice, “El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia” (NTV).

Reflexiona sobre esto:

• A la luz de la realidad del pecado, ¿cómo necesitas ajustar tus expectativas con tu cónyuge o tu amigo?
• El tipo de amor del que habla 1 Corintios 13:7 no nos viene de forma natural. ¿Cómo crees que puedes crecer en este tipo de amor?
• ¿Por qué crees que es tan importante para nosotros tener el matrimonio y la familia perfecta? ¿Espera Dios esto de nosotros?