“Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?”. Romanos 8:32 (NTV)
Hay un programa de juegos en televisión clásico, llamado “hagamos un trato” que presenta un concepto simple: Eliges lo que hay detrás de una puerta 1, 2 o 3 y entonces haces un trato con el anfitrión.
En “hagamos un trato” de la eternidad, también hay tres puertas. Detrás de la puerta número 1: Has pecado, y eso significa que Dios, siendo perfecto, no puede permitirte entrar en su cielo perfecto. Rechazaste su oferta de limpiarte de tus pecados, así que vas al infierno. La puerta número 2: Has pecado, e intentas arreglarlo haciendo cosas buenas. Pero nunca serás lo suficientemente bueno para satisfacer la santidad de Dios —y seguirás por la eternidad separado de Él. La puerta número 3: Has aceptado los planes de Dios y has permitido que Jesús te limpie de tus pecados. Jesucristo dice, “Este es el trato: Yo tomaré toda tu culpa y pecado, y te daré toda mi justicia. Puedes entrar en la eternidad del cielo conmigo”.
¡Vaya trato!
De hecho, esas son las buenas noticias. Solo estás obteniendo toda la bondad de Dios, porque todo ya ha sido pagado y es gratis —es un regalo que Dios te ofrece. ¿Por qué? Porque Dios es un Dios bueno. ¡Es el mejor trato que jamás podrás tener!
Romanos 4:25 dice que Jesús “fue entregado a la muerte por nuestros pecados y fue resucitado para que fuéramos aprobados por Dios” (PDT).
Entonces, ¿qué tiene que ver con la oración? Tiene todo que ver con la oración. Si no entiendes esto, nunca entenderás la oración.
Lo que Dios hizo por ti en la cruz hace posible la oración.
La Biblia dice, “Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?” Romanos 8:32 (NTV).
¿No ves la lógica de este versículo? Cuando Jesucristo murió por ti en la cruz, Él resolvió tu problema más grande. Así que, ¡cualquier otro problema que tengas en la vida es algo muy pequeño comparado con lo que Él ya hizo! Si Jesucristo, a causa de su bondad, murió por ti, ¿No crees que Él te ama lo suficiente para ayudarte con tus facturas, tu salud y tus relaciones? No hay nada que no puedas llevar en oración a Dios.
Si Jesús te ama suficiente para morir por ti, Él te ama suficiente para responder tu oración.
Reflexiona sobre esto:
¿Has aceptado a Jesús como tu Señor y Salvador?
La Biblia dice que nos quedamos cortos respecto al estándar de perfección de Dios. Aun así, Dios todavía te ama —Incluso cuando hemos pecado y estamos equivocados. De hecho, Dios nos ama tanto que Él dio a su hijo Jesús, para limpiarnos de nuestros pecados, y para aceptarnos en la familia de Dios.
Si nunca has aceptado el amor de Dios ni has invitado a Jesús en tu corazón, quiero que tengas esa oportunidad ahora. Si las palabras de esta oración expresan lo que siente tu corazón, entonces permite que Dios las conozca al orarlas y como una forma de decirle “Sí” a Jesús.
“Querido Dios, no lo entiendo todo, pero te agradezco que me ames. Te agradezco que has estado para mí y que no enviaste a tu hijo a condenarme sino a salvarme.
Confieso que he pecado contra ti, y admito que necesito a Jesús como mi salvador. Quiero una relación con Jesús. Quiero seguirlo y hacer las cosas que Él me dice que haga.
Te pido que me salves de mi pasado, mis remordimientos, mis errores, mis pecados, mis hábitos, mis heridas y mis retrasos.
Te pido que me salves para tu propósito. Quiero saber por qué me pusiste en este planeta. Y quiero cumplir lo que me pidas que haga. Quiero aprender a amarte y a confiar en ti y estar en tu familia para siempre. En tu nombre hago esta oración, Amén”.
Si has hecho esta oración, déjame saberlo, envíame un correo a esperanza@pastorRick.com Yo quiero animarte en tu viaje con Jesús y enviarte algunos materiales gratuitos para ayudarte a dar tus primeros pasos.
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