La Presencia de Dios: tu Ancla a través de cualquier Tormenta

 

“Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado” (Salmo 23:4 NVI).

Nadie va por la vida sin contratiempos. Todos nosotros enfrentaremos tormentas de vez en cuando.

El verdadero problema es cómo respondemos a ellas. ¿Qué pasa después? ¿Los contratiempos te dominan? ¿Dejas de intentarlo y te rindes?

Si no tenemos cuidado, los contratiempos nos llevarán a tomar decisiones innecesarias:

  • Nos desvían de nuestras metas. Escuchamos esa vocecita en nuestro interior que pregunta: “¿De qué sirve intentarlo?” Y dejamos de esforzarnos por lo que Dios claramente nos ha llamado a hacer.
  • Nos llevan a descartar lo que valoramos. A veces, tras un periodo de intenso sufrimiento, nuestras prioridades cambian —dejamos de lado lo que antes nos importaba mucho.
  • Nos hacen perder esperanza en nuestro futuro. Pensamos que estamos condenados, acabados, que todo ya se acabó.

Como pastor ya por más de 40 años, he visto a muchas personas reaccionar a las crisis en una de estas tres formas. Descubrí que la verdadera prueba de la fe no es qué tan alto saltas cuando cantas alabanzas a Dios, sino qué tan recto caminas cuando estás atravesando el valle de sombra de la muerte.

Siempre estarás a la deriva en una tormenta sin el ancla adecuada. Y hay solo un ancla que realmente te servirá.

Uno de los más famosos pasajes de la Biblia dice así: “Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado” (Salmo 23:4 NVI).

La presencia de Dios es la mayor y más poderosa ancla en cualquier situación.

Cuando te sientas ya sin esperanza, recuerda que Dios no te ha dejado. Hazlo tu ancla sólida como una roca. No importa cuán oscuro sea tu valle, nunca has estado más cerca de Dios que en este exacto momento.

Cuando hago esa afirmación a las personas que están pasando por contratiempos, a menudo me dicen: “Bueno, no siento su presencia”.

Pero realmente no tiene nada que ver con cómo te sientes. La Biblia dice que Dios está allí en tu valle más oscuro. Esa es la realidad, lo creas o no.

La Biblia nos dice: Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8: 38-39 NTV).

No importa por lo que estés pasando, Dios y su amor están ahí contigo.

Esa verdad ofrece estabilidad en cualquier tormenta.

Reflexiona sobre esto:

  • ¿Qué contratiempo en tu propia vida te han llevado a dudar de la presencia de Dios?
  • Cuando ves las tres formas en que los contratiempos nos pueden conducir a perder el rumbo, ¿cuáles has experimentado? ¿Cómo te impactó la pérdida?
  • ¿En qué formas el reconocer la presencia de Dios en medio de los contratiempos te ayuda a superar esos tiempos difíciles?

Comparte Esperanza Diaria con tus amigos.