“Piensen en todo lo que es verdadero, noble, correcto, puro, hermoso y admirable. También piensen en lo que tiene alguna virtud, en lo que es digno de reconocimiento. Mantengan su mente ocupada en eso”. Filipenses 4:8 (PDT)
Cuanto más piensas en algo, más fuerte se apodera de ti, por eso la Biblia nos enseña que “ Huye de las cosas que provocan malos pensamientos… dedícate a seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, y hazlo junto con los que aman al Señor con toda sinceridad” 2 Timoteo 2:22 (NBV).
La tentación comienza llamando tu atención. Lo que llama tu atención despierta tus emociones. Entonces tus emociones activan tu comportamiento, y actúas sobre lo que sientes. Cuanto más te concentras en el “No quiero hacer esto”, más fuerte te atrae.
Ignorar una tentación es mucho más efectivo que combatirla. Una vez que tu mente está en algo más, la tentación pierde su poder. Así que cuando la tentación llama a tu teléfono, no discutas con ella — ¡solo cuelga!
Algunas veces esto significa dejar físicamente una situación tentadora. Esta es una de esas veces que está bien salir huyendo. Levántate y apaga el televisor. Camina lejos de un grupo que está chismeando. Deja la sala de cine en medio de la película. Para evitar que te piquen, aléjate de las abejas.
Espiritualmente, tu mente es tu órgano más vulnerable. Para reducir la tentación, mantén tu mente ocupada con la Palabra de Dios y otros buenos pensamientos. Derrota los malos pensamientos pensando en algo mejor. Este es el principio de reemplazar. Vence el mal con el bien (Romanos 12:21).
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