La Gente Sabia hace Preguntas y luego Escucha

 

“Un buen consejo es como agua de manantial, y el sabio trata de aprender de los demás”. Proverbios 20:5 (PDT)

Si quiere ser sabio, aprende a hacer preguntas sabias –y entonces escuchar.

Proverbios 20:5 dice, “Un buen consejo es como agua de manantial, y el sabio trata de aprender de los demás” (PDT). En otras palabras, todos tienen algo que enseñarte. Es como agua profunda de un manantial, y tú tienes que sacarla de ellos.

¿Cómo obtienes la sabiduría de cada persona? Aprendiendo a hacer preguntas sabias.

Mientras he viajado alrededor del mundo, he hecho preguntas a los conductores de taxi y primeros ministros, y todos me han enseñado algo. ¡Puedes aprender de cualquiera si sabes hacer la pregunta correcta!

Una de las cosas que he aprendido es que nunca he aprendido algo mientras estoy hablando. Si mi boca se está moviendo, no estoy aprendiendo. No aprendes mientras hablas. Aprendes cuando estás escuchando. Así que tienes que aprender a escuchar.

He hecho una horrible cantidad de entrevistas por años, y he notado que los programas de entrevistas han cambiado. Ya no son sobre el invitado. Son sobre el entrevistador. Todo el objetivo del entrevistador es obtener la atención sobre sí mismo.

Puedes aprender de cualquiera, pero tienes que estar dispuesto a hacer preguntas y entonces escuchar. Esa es la marca de una persona sabia.

Reflexiona sobre esto:

  • Intenta ocupar todo un día enfocado en escuchar en lugar de hablar. ¿Qué diferencia hace eso?
  • ¿Qué comunicas a alguien cuando haces una pregunta y entonces escuchas a la respuesta con enfoque e interés?
  • ¿Cuál sería un ejemplo de una pregunta sabia?

¿Estás listo para invitar a Jesús en tu corazón?

¿Estás listo para recibir el regalo de gracia de Dios para ti? Es una simple oración que le dirá a Dios que aceptas el regalo de Jesús.

Oración:

“Querido Dios, estoy espantado, pero quiero conocerte. Yo no lo entiendo todo, pero te agradezco que me ames. Te agradezco que has estado conmigo, incluso cuando yo no me daba cuenta. Te agradezco que estás para mí –que no enviaste a tu hijo Jesús para condenarme sino para salvarme”.

“Admito que nunca me he dado cuenta de que necesitaba un salvador, pero hoy quiero recibir el regalo de tu Hijo. Te pido que me salves de mi pasado, mis arrepentimientos, mis errores, mis pecados, mis hábitos, mis heridas, y mis complejos. Necesito que me quites el estrés y me llenes con tu amor. Necesito estar en paz contigo, y yo necesito que pongas tu paz en mi corazón”.

“Te pido que me salves para tu propósito. Quiero saber por qué me pusiste en este planeta. Y quiero cumplir para lo que me creaste. Quiero aprender a amarte y confiar en ti y tener una relación contigo. Hago esta oración en el nombre de Jesús, Amén”.

Si hiciste esta oración por primera vez, escríbeme a [email protected] me encantaría enviarte algunos materiales mientras comienzas tu jornada con Jesús.


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