“No los abandonaré como a huérfanos; vendré a ustedes”. Juan 14:18 (NTV)
A veces te encuentras en situaciones que no quieres y no te gustan. De hecho, algunos días puedes sentir que las tormentas de la vida amenazan con ahogarte. Entonces, ¿cómo evitas ser arrastrado por los vientos devastadores de la vida? En los últimos días, hemos analizado tres antídotos para los días tormentosos: mantente conectado con tu familia espiritual, pon en práctica todo lo que has aprendido y enfoca tu atención en la grandeza de Dios.
Aquí está el cuarto antídoto: recuerda cuánto le importas a Jesús.
Jesús no solo ve tu lucha, sino que también se preocupa por tu lucha. Y no solo le importa, sino que también hace algo al respecto.
En la historia de Jesús caminando sobre el agua de Marcos 6:47-48, puedes ver este patrón de Jesús viendo, cuidando y haciendo: “Al anochecer, la barca se hallaba en medio del lago, y Jesús estaba en tierra solo. En la madrugada, vio que los discípulos hacían grandes esfuerzos para remar, pues tenían el viento en contra. Se acercó a ellos caminando sobre el lago…” (NVI).
Los discípulos tenían cuatro cosas en su contra: estaba oscuro, estaban en medio de un lago, estaban solos y “tenían el viento en contra”.
¿Cómo respondió Jesús? No se limitó a pararse en la costa y decirles qué hacer. En cambio, caminó hacia ellos, en el agua, en su momento de desesperación. Él dijo: “¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo” Marcos 6:50b (NVI). Entonces Jesús subió a la barca y el viento se calmó.
Eso es lo que hace Jesús en tu momento de desesperación. Él se preocupa lo suficiente como para caminar hasta donde estés, donde sea que estés, e intervenir.
Amigos, ese es el Evangelio. Dios vino a la Tierra y se hizo uno de nosotros. Él tomó todos nuestros problemas y murió en la cruz por nuestros pecados. No se limitó a gritar instrucciones desde el Cielo. Se acercó a nosotros y dijo: “Resolveré el problema que ustedes no pueden resolver”.
No sé por lo que estás pasando ahora mismo. Pero te diré esto: puedes sentirte abandonado, pero no lo estás. Dios te ve, te cuida y está contigo, incluso en la hora más oscura de la noche más tormentosa.
Juan 14:18 dice: “No, no los abandonaré como huérfanos; vendré a ustedes” (NTV).
No importa qué problemas estés afrontando, recuerda que a Jesús le importa y déjalo que venga a ti hoy.
Reflexiona sobre esto:
Si nunca ha invitado a Cristo a tu vida, ¿por qué no hacerlo hoy?
Comienza orando esta sencilla oración: “Querido Dios, sé que soy pecador y te pido perdón. Creo que Jesucristo es tu Hijo. Creo que murió por mi pecado y que lo resucitaste. Quiero confiar en Él como mi Salvador y seguirlo como Señor, a partir de este día. Por favor, pon tu Espíritu Santo en mi vida y ayúdame a hacer tu voluntad. En el nombre de Jesús oro. Amén”.
“Dios hizo todo hermoso en su tiempo, luego puso en la mente humana la noción…
You don’t become wise just because you hear something that’s wise. You’ve got to remember…
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