El Propósito de tu Dolor
por Rick Warren — Marzo 18, 2024
Dios espera que uses tu dolor para ayudar a otros. Cualquier error, fracaso, problema, prueba o mala decisión que hayas experimentado, Dios dice: “Todavía lo usaré para bien en tu vida. Y espero que lo uses para ayudar a otros”.
Esto se llama sufrimiento redentor.
“Aun cuando estamos abrumados por dificultades, ¡es para el consuelo y la salvación de ustedes! Pues, cuando nosotros somos consolados, ciertamente los consolaremos a ustedes. Entonces podrán soportar con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros. Tenemos la plena confianza de que, al participar ustedes de nuestros sufrimientos, también tendrán parte del consuelo que Dios nos da” 2 Corintios 1:6-7 (NTV).
Piensa en los mayores problemas que has tenido en tu vida y el peor dolor que has tenido que soportar física o emocionalmente.
Dios no quiere que desperdicies ese dolor; Él quiere redimir tu sufrimiento. Siempre puedes ayudar más a las personas a través de tus debilidades que a través de tus fortalezas. Decirle a alguien todas las cosas en las que eres bueno no ayudará a alguien que sufre. Pero compartir con ellos cómo Dios ha caminado contigo a través de tu dolor podría cambiar sus vidas.
Uno de los mayores dolores de mi vida fue la muerte de mi hijo menor, quien se quitó la vida después de luchar con una enfermedad mental durante 27 años. Casi todos los días alguien me llama de todo el mundo, pidiendo ayuda con la salud mental. Yo no pedí ese ministerio; No pensé que sería parte de mi sueño. Pero eso no significa que voy a desperdiciar mi dolor.
Las personas que acuden a mí en busca de ayuda piensan que debo estar a salvo porque he pasado por eso y porque estoy dispuesto a hablar sobre ello.
¿De qué dolor en tu vida no hablas porque crees que es una carga que tienes que llevar solo?
Dios quiere usarte ahora mismo, no cuando te hayas recuperado por completo o hayas superado tu dolor. Él quiere usarte incluso en las áreas que te han avergonzado y que aún te duelen.
Parte del sueño de Dios para tu vida es que ayudes a las personas, no solo a través de tus dones y fortalezas, sino también a través de tu dolor. Esto es lo que Jesús ha hecho por ti.
Este es el poder del Evangelio.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué temores te impiden compartir tu dolor con los demás?
- ¿Por qué crees que compartir tus experiencias dolorosas es a veces un ministerio más efectivo que compartir tus dones y habilidades?
- ¿Crees que Dios puede usarte cuando no has superado por completo tu dolor? ¿Eres capaz de hacer esto con cualquier dolor que estés experimentando en este momento? ¿Por qué o por qué no?