No es solo el comer una gran cantidad de alimentos que pueden afectar tu salud. Es la ingestión de tu pecado que puede tener resultados aún más desastrosos.
Una de las opciones más saludables que puedes hacer, es recibir el perdón de Dios. Muchas personas están cargando un saco de basura apestado de pecado. Cargar ese saco no solo te hará ineficaz para servir a Jesús; sino que eso va a arruinar tu salud, también.
La Biblia enseña en el Salmo 32:3-5, “Mientras callé, mis huesos envejecieron, pues todo el día me quejaba. De día y de noche me hiciste padecer; mi lozanía se volvió aridez de verano. Te confesé mi pecado; no oculté mi maldad. Me dije: «Confesaré al Señor mi rebeldía», y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (RVC).
De hecho, un estudio hecho en octubre de 2013 por científicos de la Universidad de Princeton y la Universidad de Waterloo, verificaron científicamente, lo que dijo el rey David siglos antes; los sentimientos que podemos tener de estar físicamente “agobiados” por la culpa, son reales.
Dios nos ha dado un método infalible para el alivio del alma y el cuerpo, destruyendo sentimientos de culpa: el arrepentimiento. ¿Cómo te arrepientes?
No te pongas en riesgo de enfermedades espirituales del corazón. Dios quiere usarte. Quiere que estés limpio de pecado. Que tengas un nuevo comienzo.
Luego, ve lo que Dios puede hacer a través de ti.
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