Los estudios han demostrado que, si los niños crecen sin una mamá y un papá, existe un mayor riesgo de que fracasen en la escuela. Los niños sin dos padres tienen más probabilidades de no graduarse de la universidad, de estar involucrados en el abuso de sustancias o alcohol, de experimentar depresión y riesgo de suicidio. Y aumenta el riesgo de que se divorcien o tengan hijos fuera del matrimonio.

Por otro lado, las estadísticas dicen que los niños que viven con sus propios padres gozarán de una mejor salud física que los niños que viven en cualquier otra forma de familia. Cada estudio realizado ha demostrado que los niños se desarrollan mejor con una mamá y un papá.

Todo lo que eso está tratando de decir es algo muy simple: cuando te casas a la manera de Dios, funciona mejor en tu vida y en la vida de tus hijos. Los niños crecen más saludables y fuertes cuando crecen en una familia estable, con una mamá y un papá en un matrimonio estable.

¿Por qué Dios creó el matrimonio para la protección de los niños? Porque cuando nacen los niños, están completamente indefensos. Dios sabía que los niños necesitaban un ambiente seguro y alguien que los alimentara, los vistiera, los nutriera, los protegiera, los entrenara y los cuidara.

La Biblia dice en Proverbios 14:26: “Los que temen al Señor están seguros; él será un refugio para sus hijos” (NTV).

Eso es lo que todos los niños necesitan al crecer: un lugar de refugio y seguridad, donde no tengan que preocuparse si mamá o papá se van a ir.

Durante muchas generaciones, cuando la gente “permanecía unida por el bien de los niños”, se consideraba algo honorable. Esas personas fueron consideradas desinteresadas y maduras.

Hoy la gente se ríe de esa afirmación. “¿Permanecer juntos por el bien de los niños? ¿De qué estás hablando? Tienes que hacer lo que es mejor para ti”.

¿En serio? ¿Siempre tienes que hacer lo que es mejor para ti? Eso se llama narcisismo. ¿A veces puedes hacer algo que sea mejor para otra persona? ¿Para alguien que es más vulnerable que tú? Eso se llama madurez. Eso se llama desinterés. Eso se llama amor.

Reflexiona sobre esto:

• ¿Crees que alguna vez hay un momento adecuado para que un esposo o esposa abandone a su familia? ¿Por qué o por qué no?
• ¿Qué crees que Dios quiere que haga una pareja cuando son tentados a alejarse porque creen que sería mejor para ellos y sus hijos?
• ¿Cómo puedes prepararte antes del matrimonio para criar hijos en un hogar estable y piadoso?

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Si todavía no has confiado en Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo; haz esta oración.