“Hace tanto que son creyentes que ya deberían estar enseñando a otros. En cambio, necesitan que alguien vuelva a enseñarles las cosas básicas de la palabra de Dios. Son como niños pequeños que necesitan leche y no pueden comer alimento sólido”. Hebreos 5:12 (NTV)
Millones de cristianos han envejecido sin nunca haber crecido; actúan como si el crecimiento espiritual fuera automático. Pueden tener un plan para ahorrar para la jubilación. Pueden tener un plan para enviar a sus hijos a la universidad. Pero no tienen una estrategia para enriquecer sus almas. ¡Dejan al azar la faceta más importante de la existencia humana!
Pero un alma no crece automáticamente hasta la madurez, como tampoco un bebé crece automáticamente en la madurez física. ¡Tú necesitas tener un plan de alimentación, ejercicios, educación, y sobre todo el entrenamiento para ir al baño! – así el niño va a crecer sano, fuerte y maduro.
Un bebé por su cuenta se seca y muere. Lo mismo sucede con tu alma. Nuestro mundo está lleno de personas que han crecido, pero que aún son bebés cuando se trata de madurez espiritual.
El crecimiento espiritual no es automático, ni siquiera para las personas que han abierto sus corazones a Cristo. El escritor de Hebreos tristemente lo notó: “Hace tanto que son creyentes que ya deberían estar enseñando a otros. En cambio, necesitan que alguien vuelva a enseñarles las cosas básicas de la palabra de Dios. Son como niños pequeños que necesitan leche y no pueden comer alimento sólido. Pues el que se alimenta de leche sigue siendo bebé y no sabe cómo hacer lo correcto. El alimento sólido es para los que son maduros, los que a fuerza de práctica están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo” Hebreos 5:12-14 (NTV).
El crecimiento espiritual no sucede porque sí. ¡Tienes que tener un plan!
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