Dos Preguntas para hacerte acerca de tus Metas
por Rick Warren — Diciembre 28, 2018
“Siempre que ustedes coman o beban, o hagan cualquier otra cosa, háganlo para honrar a Dios” (1 Corintios 10:31 TLA).
Es importante ponerse metas. Pero no cualquier meta que te propongas es una buena meta que Dios va a bendecir.
Entonces, ¿Cómo puedes saber qué clase de meta bendecirá Dios? Hazte estas preguntas:
- “¿Mi meta honrará a Dios?”
¿Qué clase de meta trae gloria a Dios? Cualquier meta que cause que confíes en Él más, que dependas más de Él, que lo ames más, que te haga amar más a las otras personas, que lo sirvas a Él y a otros y que te haga menos egoísta.
La Biblia dice en 1 Corintios 10:31, “Siempre que ustedes coman o beban, o hagan cualquier otra cosa, háganlo para honrar a Dios” (TLA). Cualquier cosa puede ser hecha para la honra de Dios. Tú puedes honrar a Dios sacando la basura. Puedes honrar a Dios lavando los platos. Tú puedes honrar a Dios llevando a acabo esa tarea mundana en el trabajo. ¿Cómo? Haciéndolo por el motivo correcto: gratitud. Si tú quieres que tu vida traiga honor a Dios, proponte metas que te ayuden a ser lo mejor que puedas ser para la gloria de Dios.
- “¿Está mi meta motivada por amor?”
Dios no bendecirá una meta motivada por codicia, envidia, culpa, miedo, u orgullo. Pero Él sí honra una meta motivada por un desea de mostrarle amor a Él y a los otros, porque la vida consiste en aprender como amar.
¿Por qué es importante tener metas basadas en amor? Porque si te propones metas sin amor, tratarás a las personas como proyectos. Pasarás por encima de ellos para alcanzar tú meta. Pasarás por encima de tu esposa, los miembros de tu familia, nuestros amigos, y demás gente mientras escalas la escalera del éxito. Dios dice, “No. Te equivocas. No se trata de logros. Se trata de relaciones. Se trata de aprender como amar.”
“Hagan todo con amor” (1 Corintios 16:14 NVI). Tú meta número uno en la vida debería de ser aprender como realmente amar a tu familia, a tus vecinos, incluso aquellos que son difíciles de amar. Esto te hace más como Dios, porque Dios es amor.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué metas te propondrás para ti mismo para el próximo año? ¿Cómo se miden a la luz de estas dos preguntas?
- ¿Cómo cambia tu actitud hacia tareas cotidianas si consideras que todo puede ser hecho para traer honra a Dios?
- ¿Has considerado como tus metas afectan a otras personas? Cuando las consideras, ¿cómo se modifican tus metas?