Dios quiere que esperes pacientemente a que él responda tu oración, pero también quiere que esperes con expectativa. Ten fe. Confía en Dios para escuchar y para responder. Cuando esperas expectante, demuestras que crees en las promesas de Dios. Cree que él va a cumplir su Palabra.

A Daniel Boone, el famoso hombre de la frontera, le preguntaron una vez: “¿Alguna vez te has perdido en el desierto?” Él dijo: “No, nunca me he perdido. He estado desconcertado durante varias semanas a la vez, pero nunca me he perdido”.

Quizás te sientas desconcertado ahora mismo. Estás desconcertado acerca de tu matrimonio: “Estoy orando para que mejore, pero no está mejorando”. Estás desconcertado acerca de tu carrera: “¿subo, bajo o cambio de trabajo?”. Desconcertado sobre las relaciones. Puedes sentirse impotente y sin esperanza, como si no pudieras hacer nada para cambiar tu situación por tu cuenta. Estás desconcertado.

¡No te desanimes! ¡No te rindas! Alza tu vista. Vuelve a la oración. He tenido muchas, muchas peticiones en mi vida que he orado a Dios que nunca han sido respondidas. Puedo pensar en una oración que he orado casi todos los días durante años, y no ha sido respondida. No sé por qué Dios no ha respondido esa oración, y no lo entiendo. Pero he decidido esto: si Dios alguna vez responde o no a esa oración, voy a morir creyendo en sus promesas. Porque Dios es un Dios bueno, y él sabe lo que es mejor, incluso cuando yo no lo entiendo.

Cuando Dios no responde tus oraciones, debes recordar un par de verdades importantes. Primero, Dios tiene el control, y tú no. Él sabe mejor que tú lo que necesitas. No hay una montaña demasiado alta que no pueda mover. No hay un problema tan grande que no pueda resolver. No hay tristeza tan profunda que no pueda calmar. Dios tiene el control, y él tiene un plan.

Lo segundo que debes recordar es que, Ya sea que recibas o no tu respuesta a la oración, Dios honrará tu paciencia, si no lo hace en este mundo, lo hará en la eternidad.

“En Dios he puesto mi esperanza; con toda el alma confío en él, pues confío en sus promesas”. (Salmo 130:5 TLA).