Restaurando Las Relaciones: Usa Más Tus Oídos Que Tu Boca
por Rick Warren — Marzo 3, 2018
“El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa.” Proverbios 19:11 (NVI)
El tercer paso bíblico para restaurar una relación es simpatizar con los sentimientos de la otra persona.
Usa más tus oídos que tu boca. Antes de intentar resolver cualquier desacuerdo, debes escuchar primeramente los sentimientos de la otra persona. Pablo aconsejó, “Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.” (Filipenses 2:4 NVI). La palabra “velar” es la palabra griega skopos, de donde tomamos nuestras palabras “telescopio” y “microscopio”. Significa ¡poner la atención enfocada! Enfócate en los sentimientos de la otra persona, no en los hechos. Comienza simpatizando, no solucionando.
Al inicio no trates de evitar que la otra persona hable sobre sus sentimientos. Simplemente escucha y permíteles desahogarse emocionalmente sin que estés a la defensiva. Asiente con la cabeza que comprendes, aun cuando no estés de acuerdo. Los sentimientos no siempre son reales o lógicos. De hecho, el resentimiento nos hace actuar y pensar de maneras tontas. David admitió, “Se me afligía el corazón y se me amargaba el ánimo por mi necedad e ignorancia. ¡Me porté contigo como una bestia!” (Salmos 73:21-22). Todos actuamos como bestias cuando nos sentimos heridos.
En contraste la Biblia dice, “El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa.” Proverbios 19:11 (NVI). La paciencia viene de la sabiduría, y la sabiduría viene de escuchar la perspectiva de otros.
Escuchar dice, “Valoro tu opinión, me importa nuestra relación, y me importas”. A la gente no le importa lo que sabemos hasta que saben que ellos nos importan.
Para restaurar el compañerismo, “Todos nosotros debemos agradar a nuestro prójimo y hacer las cosas para su bien y para la edificación mutua”. (Romanos 15:2 DHH). Es un sacrificio absorber pacientemente la ira de otros, especialmente cuando es infundada.
Pero recuerda, esto es lo que Jesús hizo por ti. Él soporto ira maliciosa infundada para podernos salvar. “Porque tampoco Cristo buscó agradarse a sí mismo, al contrario, en él se cumplió lo que dice la escritura: Las ofensas de los que te insultaban cayeron sobre mí.” (Romanos 15:3 DHH).
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