Me encanta la manera en que mi esposa Kay mira películas de terror. Si algo como un “Extraterrestre” sale en la televisión, ella enciende todas las luces de la habitación y levanta el cojín para cubrirse los ojos. ¿Vería una película de terror en la oscuridad total? Absolutamente no. Muchos de ustedes tampoco lo harían, porque la luz les ayuda a ver las cosas con más claridad.

David dice en el Salmo 27:1a, “El Señor es mi luz y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer?” (NTV). Dios se describe de dos maneras: como luz y salvación.

Sin embargo, muchos cristianos viven sus vidas con miedo al rechazo, ignorando completamente el hecho de que Dios es nuestra salvación, entonces no tenemos nada que temer — ni siquiera perder la aprobación de los que nos rodean.

Vivir para la aprobación de los demás es una manera miserable de vivir. Paralizará tu vida.

¡Pero Dios es tu luz y salvación!

La luz hace tres cosas:

• Ilumina y permite ver las cosas con mayor claridad.
• Protege y proporciona una fuente de seguridad.
• Te da energía.

David dice en el Salmo 27 que su relación con Dios tiene los mismos tres efectos que la luz, así que no va a tener miedo. ¿Tienes una relación con Dios como esta? Si no la tienes, es probable que seas susceptible al miedo al rechazo.

Para superar el miedo al rechazo, debemos aceptar en fe que el Señor es nuestra luz y salvación y nadie más. No busques a nadie más para alegrar tu día. No busques a nadie más para que te salve. El Señor es tu luz y salvación. ¡No tengas miedo!

¿De qué te salva Dios? El Salmo 119:39-42 dice: “Aléjame del temor a la deshonra. . . Ansío conocer tus mandamientos. . . Señor, ten misericordia de mí, y envíame tu salvación, como lo has prometido. Así responderé a los que se burlan de mí, que yo he puesto en ti mi confianza” (RVC).

Este es el punto: No hay miedo en el amor. Cuando comprendas cuán profundamente te ama Dios, simplificará tu vida. Te iluminará, protegerá y dará energía. Disfruta de la luz del amor de Dios. Deja que te salve de una vida de miedo.

Reflexiona sobre esto:

• ¿Estás confiando en Dios para salvarte del miedo cotidiano?
• Cuando tengas que tomar una decisión durante la semana, pregúntate: “¿Estoy tomando esta decisión por miedo, o lo estoy haciendo a través de mi confianza en Jesús?”