¿Cuál es el Propósito de Mi Lucha?

“El castigo físico limpia la maldad; semejante disciplina purifica el corazón”. Proverbios 20:30 (NTV)

Piensa en el mayor conflicto o problema que enfrentas en este momento.

Sin siquiera saber qué es, puedes reducir ese problema a dos problemas básicos. Primero, ¿obedecerás a Dios y harás lo correcto en esta situación? Y, segundo, ¿confiarás en que Dios se encargará de esta situación?

La raíz de tantos problemas es realmente tu lucha con Dios. Quieres tener el control, quieres ser Dios, quieres ser el amo de tu fe, quieres estar a cargo, quieres tomar las decisiones. Pero nunca debiste ser o hacer ninguna de esas cosas. Entonces Dios usa una crisis en tu vida para hacer que te des cuenta.

¿Alguna vez has sentido que lidiar con tus problemas es como un combate de lucha libre? El objetivo de la lucha libre es inmovilizar al oponente en la lona hasta que finalmente diga: “Me rindo. ¡Me rindo! Tienes el control”.

Eso es lo que Dios estaba haciendo en su lucha libre con Jacob en el Antiguo Testamento. Iba a inmovilizar a Jacob hasta que se rindiera y cediera el control.

En un momento de su combate de lucha libre, Dios hirió la cadera de Jacob, una herida que le dejaría una cojera persistente. Jacob estaba de repente en una posición de impotencia y en una situación en la que no podía ganar.

Incluso en medio de tu situación sin salida, Dios está ahí. De hecho, a menudo usa una crisis para llamar tu atención. Dios te susurra en tu placer, pero te grita en tu dolor.

La Biblia dice: “El castigo físico limpia la maldad; semejante disciplina purifica el corazón” Proverbios 20:30 (NTV). En otras palabras, no cambias cuando ves la luz; cambias cuando sientes el calor.

Dios te ama como eres, pero te ama demasiado como para dejar que te quedes así. Cuando te hace pasar por un combate de lucha libre, te está convirtiendo en lo que estabas destinado a ser, más como Jesucristo. Te debilita para que aprendas a depender de Él para todo lo que necesites.

Rara vez cambias hasta que tu dolor es mayor que tu temor al cambio. Si estás luchando con Dios en este momento, ríndete a Él. Ahí está la única manera de avanzar por un camino marcado por el crecimiento espiritual y la paz.

Reflexiona sobre esto:

  • ¿Por qué Dios quiere que dependas de Él y no de ti mismo?
  • En tus circunstancias actuales, ¿cómo sería rendirse a Dios?
  • ¿En qué experiencia dolorosa Dios está tratando de llamar tu atención?
Si todavía no has confiado en Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo; haz esta oración.

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Más recursos en español y en otros idiomas incluyendo ASL — Lenguaje de Signos Americano RickWarren.org.
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