“Así que debemos prestar mucha atención a las verdades que hemos oído, no sea que nos desviemos de ellas”. Hebreos 2:1 (NTV)
A medida que creces hacia la madurez espiritual, tendrás que cooperar con Dios en el proceso.
Una forma de hacerlo es creer que Dios está trabajando en tu vida, incluso cuando no lo sientes. El crecimiento espiritual es a veces un trabajo tedioso, un pequeño paso a la vez. Espera una mejora gradual. La Biblia dice: “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo” Eclesiastés 3:1 (NVI).
También hay estaciones en tu vida espiritual. A veces tendrás un estallido corto e intenso de crecimiento (primavera) seguido de un período de estabilización y prueba (otoño e invierno).
¿Qué hay de esos problemas, hábitos y heridas que te gustaría eliminar milagrosamente? Está bien orar por un milagro, pero no te desilusiones si la respuesta viene con un cambio gradual. Con el tiempo, una corriente lenta y constante de agua erosionará la roca más dura y convertirá las rocas gigantes en frijoles. Con el tiempo, un pequeño brote puede convertirse en un árbol gigante de secoya que se eleva a 350 pies de altura.
Mantén un cuaderno o un diario de las lecciones aprendidas. Esto no es un diario de eventos, sino un registro de lo que estás aprendiendo. Escribe las ideas y las lecciones de la vida que Dios te enseña sobre Él, tú mismo, la vida, las relaciones y todo lo demás. Registra estos para que puedas revisarlos y recordarlos y pasarlos a la próxima generación (ver Salmos 102:18 y 2 Timoteo 3:14).
La razón por la que debemos volver a aprender las lecciones es porque las olvidamos. Revisar tu diario espiritual regularmente puede evitarte muchos dolores innecesarios y dolores del corazón. La Biblia dice: “Por eso debemos poner más interés en el mensaje de salvación que hemos oído, para no apartarnos del camino que Dios nos señala”. Hebreos 2:1 (TLA).
Reflexiona sobre esto:
¿Has aceptado a Jesús como tú Señor y Salvador?
La Biblia dice que todos nos quedamos cortos del estándar perfecto de Dios. Aun así, Dios todavía nos ama —incluso si hemos pecado y somos impuros. De hecho, Dios nos ama tanto que envió a su hijo Jesús, a limpiarnos de nuestros pecados y a incluirnos en la familia de Dios.
Si nunca has aceptado el amor de Dios ni invitado a Jesús en tu corazón, quiero que tengas esa oportunidad ahora. Si las palabras de esta oración expresan tu corazón, entonces permite que Dios lo sepa al orarlas como una forma de decir, “yo también”.
“Querido Dios, no lo entiendo todo, pero te agradezco que me ames. Te agradezco que has estado para mí y que hayas enviado a Jesús a salvarme y no a condenarme”.
“Confieso que he pecado contra ti, y admito que necesito a Jesús como mi salvador. Quiero tener una relación con Jesús. Quiero seguirlo y hacer las cosas que Él me diga que haga”.
“Te pido que me salves de mi pasado, mis culpas, mis errores, mis pecados, mis malos hábitos, mis heridas y mis complejos”.
“Te pido que me salves para tu propósito. Quiero saber para qué me pusiste en esta tierra. Y quiero cumplir lo que quieras que haga. Quiero aprender a amarte y a confiar en ti y quedarme en tu familia para siempre. En tu nombre Jesús oro, amén”.
Si hiciste esta oración, déjame saberlo, envíame un correo a esperanza@pastorrick.com. Me encantaría enviarte algunos materiales que te ayudarán a comenzar a dar tus primeros pasos en tu caminar con Jesús.
“Los prudentes saben a dónde van, en cambio, los necios se engañan a sí mismos”.…
God shaped you to serve him. The Bible says, “God has made us what we…
“Y la fe de Abraham no se debilitó a pesar de que él reconocía que,…
God’s goal has always been for you to grow up spiritually. He wants you to…
“Abraham confió en Dios cuando Dios quiso probar si él lo obedecería o no. Por…
The Bible instructs followers of Jesus to “love one another with mutual affection” (Romans 12:10…