“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho”. Filipenses 4:6 (NTV)
Ayer hablamos de usar tu mano izquierda para ayudarte a recordar por quién debes orar. Hoy veremos tu mano derecha y cómo puede ayudarte a saber por qué debes orar.
Al igual que tu mano izquierda, tu pulgar está más cerca de tu corazón cuando levantas tu mano derecha. Así que la primera cosa por la que oras es —eso es— tu corazón. La Biblia dice que guardes tu corazón, porque controla tu vida. Todo fluye del corazón. Pídele a Dios que te revele cualquier pecado que necesites confesar para que puedas alinear tu corazón con Él.
En los Estados Unidos, solemos usar el dedo índice para señalar el número uno. Usa ese dedo para recordar que debes orar por tus prioridades y tu agenda. Pídele a Dios que te muestre qué es lo más importante para que puedas convertirlo en una prioridad en tu vida. Cuando oras por tu agenda diaria, Dios la bendice.
Tu dedo más alto, el del medio, es el que sobresale. Te recuerda que debes orar por tu influencia. Ora para que cuando la gente te vea, vea cómo Dios ha obrado en tu vida. Pide a Dios que te convierta en un ejemplo de Su amor. Pídele que te dé una mayor influencia para que puedas usarla para el bien.
El dedo anular te recuerda que debes orar por tus relaciones. Sé específico al hablar con Dios sobre tus amigos, tu cónyuge, tus hijos, tus colegas, tus supervisores, tus compañeros de ministerio y tus vecinos. Dile cómo quieres ver esas relaciones crecer, sanar y darle gloria.
Por último, el dedo meñique es un recordatorio para orar por las bendiciones materiales. No hay nada malo en pedirle a Dios que bendiga tu vida materialmente; simplemente no es lo más importante, así que es lo último por lo que oras. Recuerda que Dios dice que no tienes porque no pides.
“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho” Filipenses 4:6 (NTV).
¿Alguna vez has pensado: “No puedo orar durante cinco minutos seguidos”? Usa tus manos. Cuando sigas cada uno de estos pasos, fácilmente habrá pasado cinco minutos hablando con Dios.
Se intencional esta semana y practica este método a lo largo de cada día. Pronto construirás un hábito de oración que te servirá para el resto de tu vida.
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