Cambiar la Forma que Piensas, Cambia tu Vida

“No se engañen a sí mismos; nadie puede engañar a Dios; uno siempre recogerá lo que haya sembrado”. Gálatas 6:7 (NBV)

No siembras semillas de manzana y obtienes tomates.

De la misma manera, no siembras amargura y recibes amor. No siembras críticas y entonces obtienes ánimo de otras personas.

Gálatas 6:7 dice: “No se engañen a sí mismos; nadie puede engañar a Dios; uno siempre recogerá lo que haya sembrado” (NBV).

Lo que sea que siembres es lo que cosecharás. Si siembras en la tierra de tu naturaleza pecaminosa, cosecharás destrucción. Pero si siembras en la tierra de tu naturaleza espiritual, cosecharás vida eterna.

Dios ha dicho por miles de años que nuestros pecados pueden afectar a las futuras generaciones. Por ejemplo, cuando te enojas y pierdes los estribos con tus hijos, los estás condicionando a perder los estribos con sus hijos. Los pecados se hacen perpetuos en las familias, posiblemente por muchas generaciones. No solo funciona relacional y ambiental, si no también físicamente. Ahora sabemos que tu cerebro puede en realidad ser cambiado por el comportamiento repetitivo, para bien o para mal.

Todos creían que el cerebro estaba prácticamente grabado en piedra cuando eras adolescente. Ahora sabemos más sobre la plasticidad cerebral y cómo tú cerebro puede seguir moldeándose por el resto de tu vida.

¡Es Bueno saber eso! Eso significa que, si tu cerebro ha sido moldeado naturalmente hacia la depresión, la ansiedad o a ser temperamental, puede cambiar.

Pero tienes que cambiar tu forma de pensar. La Biblia se refiere a esto como arrepentimiento o cambiar tu mente. Puedes cambiar tu mente, y cuando lo haces, cambia la forma en la que te sientes. Y cuando cambias la forma de sentir, cambia la forma en la que actúas.

Entonces siembras en tu naturaleza espiritual y observas la asombrosa cosecha de frutos de Dios en tu vida.

Reflexiona sobre esto:

  • ¿En qué formas específicas has notado que cambia tu comportamiento a causa de como eliges pensar sobre algo?
  • ¿Cuáles son algunas elecciones negativas que has visto repetitivas en tu familia? ¿Qué puedes hacer para romper esos ciclos?
  • ¿Cómo tus sentimientos determinan tus acciones?
Si todavía no has confiado en Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo; haz esta oración.
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