Atesora tus Experiencias pasadas —Buenas y Malas
por Rick Warren — Agosto 10, 2024
Debes aceptar las experiencias de tu vida —las buenas, las malas, las vergonzosas, las correctas, las equivocadas, las felices, y las tristes; y dejar de huir de tu pasado, si quieres que Dios las use para bien en tu vida.
Gálatas 3:4 dice, “Han pasado por muchas experiencias, ¿será que las van a desperdiciar?” (PDT).
¡No huyas de tu pasado! A causa del dolor, muchas personas niegan su pasado, ignoran su pasado, menosprecian su pasado, se arrepienten de su pasado o tienen resentimientos de su pasado. Al revisar su pasado, inventan historias debido a que son más felices tratando con una mentira que con el dolor del pasado. Pero si estás en negación, Dios no puede usar tus experiencias para el bien.
Dios puede usar cada experiencia en tu vida para bien, pero debes dejar de huir de esas experiencias. Tienes que aceptarlas. Tal vez tus padres no fueron tan buenos, tal vez tu no fuiste a esa escuela famosa, tal vez no fuiste el capitán del equipo o la reina del baile de graduación ¿Y qué? Son tus experiencias. Aprópiate de ellas.
Deja de intentar sacar de tu mente las malas experiencias. Tienes que recordarlas. Deuteronomio 11:2 a dice, “Recuerden hoy que fueron ustedes, y no sus hijos, los que vieron y experimentaron la disciplina del Señor su Dios” (NVI).
Ese versículo dice que lo importante es recordar las lecciones aprendidas. ¿Cómo haces eso? La mejor manera de recordar las lecciones y las experiencias de tu vida es escribir un diario. No estoy hablando de una agenda. Una agenda es una lista de lo que hiciste: “Hoy fui a la tienda y compré leche”. No necesariamente escribes diariamente en un diario. Pero cada vez que tienes una lección importante, lo escribes para que no lo olvides: “Eso fue doloroso. Aprendí de la forma difícil. No quiero olvidar eso”.
Para recordar lo que has aprendido sobre Dios, mantén un diario. Entonces después podrás revisarlo y recordarás lo que Dios te enseñó para que puedas ser animado en los tiempos difíciles de tu vida y conocer que Dios sigue trabajando para tu beneficio.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué haces para recordar la fidelidad de Dios y las oraciones contestadas?
- Si no “eres un escritor”, ¿cuáles son algunas formas en las que puedas llevar un registro de las lecciones de Dios en lugar de papel y lápiz?