La Resurrección de Jesús Cambió Todo

“Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá”. Juan 11:25-26 (NTV)

La Resurrección de Jesús cambió todo. Literalmente dividió la historia en A.C. y D.C. Es el evento más importante en la historia humana. Y prueba tres cosas.

Primero, demuestra que Jesús es exactamente quien afirmó ser. Él repetidamente dijo que Él era el Hijo de Dios que vino a morir por nuestros pecados. Y Él solo hizo eso. La Resurrección de Jesucristo es uno de los eventos mejor documentados en la historia. Tanto que podría sostenerse en cualquier tribunal de justicia. De hecho, esto ha sucedido muchas veces a lo largo de los siglos.

El apóstol Pablo dijo, “Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven todavía, aunque algunos han muerto. Luego se apareció a Jacobo, más tarde a todos los apóstoles, y, por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí”. (1 Corintios 15:3-8 NVI)

Segundo, la Resurrección prueba que Jesús cumple sus promesas.  Jesús dijo a sus discípulos “…que era necesario que lo mataran y que al tercer día resucitara” (Mateo 16:21 NVI). Debido a que Jesús cumplió esa promesa, puedes confiar en las otras promesas en la Palabra de Dios. La Biblia dice. “Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios. Dios es el que nos mantiene firmes en Cristo… Él nos ungió, nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón como garantía de sus promesas” (2 Corintios 1:20-22 NVI).

Tercero, la Resurrección demuestra que hay vida después de la muerte. Debido a la Resurrección de Jesucristo, tenemos ESPERANZA para el futuro. Y esta esperanza no nos defraudará. (Vean Romanos 5:5). Jesús dijo, “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás” (Juan 11:25-26 NVI).

¿Dónde más vas a obtener una promesa como esa? ¡En ninguna parte! ¿Quién más puede darte eso? ¡Nadie! Si no lo obtienes de Jesús, no lo tendrás. Esto es un beneficio increíble, y está disponible para ti hoy. ¿Cuál es el requisito?  ¡Sólo creer!

La Biblia dice, “Esa Buena Noticia nos revela cómo Dios nos hace justos ante sus ojos, lo cual se logra del principio al fin por medio de la fe. Como dicen las Escrituras: “Es por medio de la fe que el justo tiene vida” (Romanos 1:17 NTV). La Palabra de Dios también dice, “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte” (Efesios 2:8-9 NVI).

La Buena Nueva es que la muerte y la Resurrección de Jesús nos dan acceso a Dios. En otras palabras, solo podemos llegar al Cielo confiando en Dios a través de su Hijo, Jesucristo. “Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere” (Romanos 3:22 NTV)

Oración de Compromiso con Cristo

Si estás listo para entregar tu vida a Jesucristo, entonces di esta oración:

“Querido Jesús, tú has prometido que sí creo en ti, todo lo que he hecho mal será perdonado, conoceré el propósito de mi vida, y me aceptarás algún día en tu hogar eterno, el Cielo.

Confieso mis pecados y creo que eres Dios, mi Salvador. Te recibo en mi vida como mi Señor. Hoy estoy entregando cada parte de mi vida para que sea dirigida por ti. Tienes el derecho de dar la última palabra en mi vida.

Jesús, quiero descansar en tu amor. Gracias porque no tengo que ganarlo, ni merecerlo, ni trabajar para obtenerlo. Quiero usar el resto de mi vida para servirte en lugar de servirme a mí mismo. Humildemente entrego mi vida a ti y te pido que me salves y me aceptes en tu familia. En el Nombre de Jesús, hago esta oración, Amén”.


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