La fe desbloquea las promesas de Dios, nos muestra el poder de Dios, convierte los sueños en realidad y nos da el poder para aferrarnos en tiempos difíciles.

Dios no siempre te saca del problema. Él expande tu fe para llevarte a través del problema. Él no siempre te quita el dolor. Él te da la capacidad de llenarte de fe para que puedas manejar el dolor. Y Dios no siempre te saca de la tormenta porque él quiere que confiemos en él en medio de la tormenta.

Recuerdo haber leído las historias de Corrie Ten Boom, una joven cristiana holandesa que ayudó a muchos judíos a escapar del Holocausto antes de ser enviados a campos de concentración nazis. Terminada la Segunda Guerra Mundial, dijo que la gente que vivió en esos campos, era los que tenían la fe más profunda. ¿Por qué? Porque la fe te da el poder para aferrarte en tiempos difíciles. Produce persistencia.

Estudio tras estudio han mostrado que probablemente la característica más importante que le puedas enseñar a un niño (y que tú necesitas en tu propia vida) es la resistencia. Es la capacidad de recuperarse. Es la capacidad para seguir adelante. Nadie va por la vida con una cadena ininterrumpida de éxitos. Todo el mundo tiene fallas y errores. Todos nos avergonzamos a nosotros mismos. Todos tenemos dolor. Todos tenemos problemas. Todos tenemos presiones. Las personas que logran cosas en la vida, tienen la capacidad de recuperación.

¿Sabes cuántas veces he querido renunciar como pastor en la Iglesia de Saddleback? ¡Cada lunes por la mañana! Digo, “Dios es demasiado grande. Es demasiada gente, demasiada responsabilidad. Yo no soy lo suficientemente inteligente. ¿Qué debo decirle a la gente? Consigue a alguien que pueda hacer un mejor trabajo que este”.

Sin embargo, Dios dice: “Continúa”.

¿Dónde conseguir la resistencia para seguir adelante? En la fe. Fe es creer que Dios puede hacer algo en cualquier momento, que podría cambiar el rumbo de tu vida, y tú no quieres perdértelo, así que sigues adelante. Es creer que Dios te dará exactamente lo que tú necesitas cuando lo necesitas, mientras aprendes a confiar en él para lograr su propósito en ti.

Este es el testimonio de Pablo, un gran hombre de fe: “Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos, pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos, pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos”. (2 Corintios 4:8-9 NTV).

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