Para Escuchar a Dios, Tienes que Acércate a Dios
por Rick Warren — Noviembre 28, 2024
Tú dices, “Quiero confiar en Dios, pero no lo escucho”.
No escuchas a Dios cuando tu mente está llena con miles de otras distracciones. Para escuchar a Dios, tienes que estar cerca de Dios. Tienes que estar a solas con Dios y estar tranquilo.
La Biblia dice, “Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios” Salmos 46:10 (NVI). Eso significa que te vas a sentar y te vas a quedar tranquilo. Así es como escuchas a Dios y estás cerca de Dios. Tienes que sentarte solo y solo estar quieto con tu Biblia y decir, “Dios, ¿Hay algo que quieres decirme?” Lee la Palabra de Dios, y habla con Él sobre lo que está en tu corazón.
Dios dice que Él te dará la sabiduría que necesitas para reconocer Su voz y entender lo que dice: “¡Pues el Señor concede sabiduría! De su boca provienen el saber y el entendimiento” Proverbios 2:6 (NTV).
Haz esta oración hoy: “Dios, quiero escucharte a ti, no quiero escuchar las voces de la duda. Quiero estar más cerca de ti y conocerte mejor. Quiero escucharte, y prometo obedecerte. Quiero ser una de las personas que Tú puedas usar y bendecir”.
Reflexiona sobre esto:
- ¿Qué necesitas cambiar sobre la forma en la que te encuentras con el Señor para que puedas estar tranquilo y acercarte a Él?
- ¿Cómo reaccionas normalmente a las instrucciones de Dios para tu vida?
- ¿Cómo puedes demostrar que estás listo para obedecer lo que Dios te manda a hacer?
¿Has aceptado el amor de Dios e invitado a Jesús a tu vida?
Quiero que tengas esa oportunidad justo ahora. ¿Estás listo? Aquí está una oración con la que puedes empezar:
“Querido Dios, yo sé que cuando muera voy a darte cuentas de mi vida. Sé que por mucho tiempo te he ignorado. Confieso que he amado otras cosas en vez de amarte a ti. He pecado contra ti, viviendo de acuerdo con mi plan no al tuyo”.
“Quiero que eso cambie, desde ahora en adelante. Quiero dejar mi pecado y buscarte a ti. Gracias por enviar a Jesús a morir por todo lo que he hecho mal. Sé que no merezco tu perdón, pero soy perdonado debido a la muerte de Jesucristo en la cruz. Y sé que tú puedes darme nueva vida, una vida libre del pecado, a causa de la resurrección de Jesús”.
“Yo sé que solo tu gracia puede salvarme. Señor, nunca podré ser lo suficientemente bueno para entrar al cielo por mis propios méritos. Jesús, gracias por amarme tanto que tomaste toda mi culpa sobre ti. Me hiciste aceptable ante Dios. Te pido que me salves del pecado y de los hábitos que está corrompiendo mi vida justo ahora. Yo creo en ti, Jesús. Y creo que mantienes tu promesa de salvarme instantánea, segura, completa y eternamente. En tu nombre oro, amen”.