Cada conflicto que se vive en una relación tiene el elemento del orgullo en el medio. Tenemos un problema de “yo”. “Yo” quiero lo que “yo” quiero y “yo” lo quiero ahora, y eso causa todo tipo de problemas. En cualquier relación, nunca dejes que el orgullo sea tu guía, porque el orgullo es la raíz de cualquier otro pecado.

La Biblia dice en Filipenses 2:3: “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos” (NVI). Pablo dice que hay dos tipos de orgullo que crean conflictos. Uno de ellos es la ambición egoísta y el otro es la vanidad. La ambición egoísta dice: “Todo gira en torno a mí” y la vanidad significa: “Siempre tengo la razón”.

La ambición egoísta causa todo tipo de problemas. Santiago 3:16 dice: “Donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad” (NTV). Cuando encuentres confusión en tu lugar de trabajo, en tu iglesia, en tu hogar, en tu matrimonio e incluso en el gobierno, puedes saber que la ambición egoísta y los celos lo están causando.

La vanidad es la actitud de que uno siempre tiene la razón. La nueva traducción viviente de Filipenses 2:3 dice: “no traten de impresionar a nadie”. Hacemos esto en todas las áreas de nuestra vida, pero especialmente en las redes sociales. Es una gran tentación hacer que uno se vea mejor en Internet de lo que es.

En Gálatas, Pablo enumera unos 17 efectos de vivir con orgullo. Dice que cuando vivimos una vida egocéntrica, se manifiesta de todo tipo de maneras. Comienza diciendo cosas como que la autosatisfacción se manifiesta en la inmoralidad sexual y en las fiestas desenfrenadas y en las borracheras. Es de esperar esas cosas.

Pero la mayoría de las cosas de la lista son en realidad pecados en las relaciones. Gálatas 5:19-21 dice: “Cuando ustedes siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa, los resultados son más que claros: …peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones, envidia… Permítanme repetirles lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de vida no heredará el reino de Dios” (NTV).

Si quieres ser feliz en tus relaciones, tienes que tener armonía. Y si vas a tener armonía, tienes que tener humildad. Nunca dejes que el orgullo sea tu guía.

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Reflexiona sobre esto:

• ¿Cómo describirías el fundamento de tus relaciones? ¿Estás en la relación para servirte a ti mismo o a los demás?
• ¿Cuáles son las formas prácticas de mantener la humildad en una relación?
• ¿Cómo has visto que el orgullo destruye las relaciones? ¿Qué puedes hacer hoy para ayudar a restaurar esas conexiones?

Si todavía no has confiado en Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo, haz esta oración.