Hábito de la Felicidad: Dar tu Vida
por Rick Warren — Septiembre 20, 2021
La felicidad viene del servicio y de dar tu vida. Hasta que no entiendas esto, no vas a ser feliz durante gran parte de tu vida. La felicidad no viene de la auto gratificación. Viene del auto sacrificio.
Pablo sabía que, para ser feliz, él tenía que mantenerse enfocado en su propósito y no en sus problemas. Él asumió su propósito en Filipenses 1:21 “Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia” (NVI).
Si te pidieran escribir en la línea en blanco, ¿Qué dirías? “Para mí el vivir es ______”. ¿Sería entretenimiento? ¿Deportes? ¿Ropa? ¿Familia? ¿Amigos? ¿Una carrera? Habría muchas cosas buenas que podrías contestar, pero nada merece el lugar de aquel quién te creó y te dio la vida: Jesucristo.
De la manera cómo llenes ese espacio en blanco determinará que tan feliz serás en la vida. Si respondes “dinero” o “éxito” o “placer” o “poder”, vas a ser infeliz gran parte de tu vida. El problema no es que esas cosas sean malas; sino que no merecen estar en el primer lugar. Tú no fuiste creado para hacer mucho dinero, luego morir, y dejarlo todo. Dios tiene un propósito mucho más grande para tu vida. Hay solo una respuesta que te lleva a la felicidad: Vivir es Cristo. Dar tu vida. ¡Es tu propósito!
Te invito a hacer esta oración hoy: “Señor Jesús, tú sabes que a menudo yo permito que las circunstancias determinen mi felicidad. Tú sabes que a menudo permito que cosas como el dolor, los problemas, las presiones y las personas difíciles roben mi felicidad. Ayúdame a ver cada problema en mi vida desde tu punto de vista. Quiero manejar los problemas de una manera que sea un testimonio para los que no te conocen y un ejemplo para los creyentes. Ayúdame a recordar que lo que otros dicen y hacen no controlan mi felicidad a menos que yo lo permita. Y por las cosas que suceden que no puedo entender o resolver, quiero confiar en que Tú sacarás bien de ellas. Ayúdame a mantenerme enfocado en tu propósito para mi vida y no estar enfocado en mis problemas. Quiero usar el resto de mi vida para servirte al servir a otros. Úsame, Señor, para tener un propósito para vivir y para morir. Desde este día en adelante, para mí el vivir es Cristo. En tu nombre te pido esto. Amén”.