Deja de Hablar y Empieza a Actuar

“El trabajo trae ganancias, ¡pero el solo hablar lleva a la pobreza!”. Proverbios 14:23 (NTV)

Lo que dices tiene una conexión directa con tu corazón.

De lo que esté lleno tu corazón, saldrá por tu boca. Si estás lleno de enojo, el enojo saldrá por tu boca. Si tu corazón está lleno con depresión, eso saldrá por tu boca. Si tu corazón está lleno con alegría, eso también saldrá por tu boca.

La Biblia dice en Marcos 12:30, “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (NTV). Otra forma de decir esto es, ama a Dios con todo lo que hablas, con todos tus sentimientos, con todos tus pensamientos y con todas tus acciones. Dios te dio F.O.R.M.A. para que esencialmente seas una persona conversadora, sentimental, pensador o hacedor.

Las personas expresivas tienen dificultades para estar en silencio. Son comunicadores. Cuando eres una persona expresiva tienes que sacar lo que traes. Tienes que contárselo a alguien. Las personas expresivas aman contar historias. Les encanta sentarse y conversar, especialmente hablar uno a uno.

El mundo necesita personas que sean comunicadoras. Necesitamos personas que puedan dirigir discusiones y quienes puedan expresar lo que el resto de nosotros sentimos. Necesitamos maestros, consejeros y entrenadores que nos puedan enseñar y dirigir. Necesitamos comediantes. Necesitamos predicadores. Necesitamos todas esas personas que fueron creadas con habilidades verbales y quienes son capaces de hacer mover el mundo hacía delante.

La advertencia de Dios para los comunicadores es esta: también debes actuar. Proverbios 14:23 “El trabajo trae ganancias, ¡pero el solo hablar lleva a la pobreza!” (NTV). Eso significa que tienes que avanzar. Algunas personas nunca pasan de la etapa de discusión. ¿Qué estás haciendo con tu vida? Puedes decir, “Estoy hablando sobre hacer esto”. Pero ¿Por cuánto tiempo has hablado sobre eso? “Tres años” ¿Cuándo vas a dejar de hablar y comenzar a actuar?

Reflexiona sobre esto:

  • ¿De qué has estado hablando que quieres hacer por semanas o meses?
  • Necesitas avanzar. ¿Qué pasos puedes dar hoy para avanzar? No sólo hables sobre ello, ¡hazlo!
  • ¿A quién puedes rendirle cuentas de las cosas que sabes que Dios quiere que hagas mientras estás avanzando?

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