“Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo” (Juan 10:9 NVI).

Vas a encontrar muchas puertas en tu vida. Encontrarás puertas a la felicidad, puertas de tristeza, puertas al éxito, y puertas al fracaso. Algunas puertas son trampas, y otras son oportunidades.

Tu éxito en la vida depende grandemente sobre cuales puertas decides cruzar. La Biblia tiene mucho que decir sobre estas puertas. De hecho, encontrarás la palabra puerta a través de la Biblia, a menudo usada como una metáfora para las oportunidades.

A menudo cruzamos las puertas equivocadas, o tal vez se nos pasan las buenas. Pero hay una puerta que no puedes darte el lujo de perderte: La puerta de la libertad.

La libertad es de gran importancia para Dios. Él no quiere que seas esclavo de la culpa, del resentimiento, del dolor, o de cualquier otra cosa. Él quiere que vivas libre.

La prisión más grande en la vida no es física. Son las prisiones mentales en tu mente. Tal vez es una relación en la que te sientes atrapado. Tal vez es la deuda de la que no puedes escapar. Tal vez es un hábito que no te puedes sacudir. Tal vez es una tradición que te detiene. Tal vez es un recuerdo doloroso que no puedes olvidar.

No importa en qué tipo de prisión estés, necesitas una salida. No puedes cruzar las puertas de oportunidad que Dios ha planeado para ti hasta que salgas de la prisión que te sujeta y es a través de la puerta de la libertad.

En Juan 10:9 Jesús dijo algo realmente importante sobre la puerta de la libertad: “Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo;” (LBLA).

Jesús no solo quiere mostrarte la puerta de la libertad. Él es la puerta hacia la liberad. ¡Él es el único camino para vivir libre!

Reflexiona sobre esto:

• ¿Qué Vuelve difícil determinar si una puerta es una trampa o una oportunidad positiva?
• ¿Qué significa libertad para ti? ¿En qué parte de tu vida necesitas encontrar libertad?
• ¿Qué te está evitando aceptar la libertad que Jesús te ofrece a través de la fe en él?