¡No tienes que permanecer igual! En la conversión, se nos da una nueva identidad. Mira a Jacob en el libro de Génesis. Una vez que Jacob confiesa su comportamiento manipulador, Dios le da una nueva identidad.

Observa que suceden tres cosas:

Dios le da a Jacob una nueva identidad (Génesis 32:28). Esencialmente, Dios dice: “Sé que lo has pecado. Sé que has conspirado, pero veo en ti un príncipe. Debajo de todos tus complejos emocionales, todas tus inseguridades, todas las cosas que no quieres que nadie más sepa, veo a un príncipe”. Dios te está diciendo eso hoy a ti: “Debajo de todos tus pecados y complejos, Veo una princesa/un príncipe. Puedes ser algo grandioso. Puedes ser para lo que te hice”.

Dios bendice a Jacob/Israel (Génesis 32:29). En el fondo, deseamos desesperadamente la bendición de Dios. Si queremos la bendición de Dios, debemos dar los pasos que Dios requiere de nosotros.

Dios deja cojeando a Jacob/Israel (Génesis 32:31). Recuerdas, cuando lucharon, Dios dislocó la cadera de Jacob. Jacob se fue cojeando y sirvió de recordatorio diario para depender de Dios.

Dios hace su trabajo más profundo en tu vida cuando trata con tu identidad: quién eres tú y cómo te ves a ti mismo. Siempre tenderás a actuar de acuerdo con tu forma de pensar sobre ti. Entonces Dios hace sus cambios más profundos en tu vida cambiando la forma en que te ves a ti mismo.

Él dice: “Déjame mostrarte cómo te veo“. Cuando te ves a ti mismo de la manera en que Dios te ve, va a cambiar tu vida.

Reflexiona sobre esto:

• ¿Has estado pidiendo a Dios que te bendiga? Si es así, ¿cómo te has puesto a su disposición para escuchar sus instrucciones para que puedas dar los pasos que él requiere de ti?
• ¿Cómo te ves diferente cuando te ves a ti mismo a través del punto de vista de Dios?