La Prisa Mata la Oración

“Quédate quieto en la presencia del SEÑOR, y espera con paciencia a que él actúe”. Salmos 37:7 (NTV)

La razón por la que la mayoría de las personas nunca han escuchado hablar a Dios es que ellos nunca se detienen lo suficiente para dejar que Dios les hable. ¡La prisa mata la oración! Tienes que detenerte. Tienes que estar tranquilo. Y tienes que esperar atento.

La mejor forma de hacer esto es si te levantas temprano, para que no andes con prisas y seas capaz de tener algo de tiempo y comenzar tu día con Dios.

Si te digo que mañana a las 4 a.m. la reina de Inglaterra, el presidente de tu país y el papa, todos juntos quieren encontrarse contigo de forma privada, probablemente ni siquiera te vayas a dormir esta noche. Te bañarías – ¡probablemente te bañarías dos veces! Irías a una barbería o salón de belleza que esté abierta toda la noche, comprarías un nuevo traje o ropa para estar presentable. Estarías en la cita al menos 30 minutos antes.

¿Adivina qué? ¡El creador del universo quiere reunirse contigo mañana en la mañana! No tienes que estar vestido de forma presentable. Puedes estar en tu pijama. Incluso ni siquiera tienes que salir de casa. Pero tienes que planear una cita. Eso significa que tienes que dejar de hacer algo para que puedas hacer lo que Dios quiere. Tienes que decidir lo que es más importante para ti: Otros 30 minutos de entretenimiento o un tiempo con Dios cada mañana.

Tu día está lleno con muchas responsabilidades, compromisos y actividades importantes. ¡Pero el tiempo con Dios es la cita más importante y vital que puede aparecer mañana en tu calendario!

Reflexiona sobre esto:

Hablar de ello

  • ¿Qué diferencia percibes en tu vida, cuando tienes un tiempo devocional consistente y significativo?
  • ¿Qué persona, actividad o compromiso has elegido por encima de tu tiempo con Dios?
  • ¿Qué cambios puedes hacer en tu agenda y en tus prioridades, para que puedas tener un tiempo con Dios sobre todo lo demás?

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