Si fueras a dar tu vida por algo. ¿Que sería —una carrera, deporte, afición, fama, riquezas? Ninguna de estas cosas tiene una trascendencia perdurable.

El servicio es el camino a una verdadera trascendencia. Es a través del ministerio que descubrimos el significado de nuestras vidas. La Biblia dice, “Nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo” Romanos 12:5 (NVI).

A medida que servimos juntos en la familia de Dios, nuestras vidas toman una importancia eterna. Pablo dijo “Ahora bien, el cuerpo no consta de un solo miembro, sino de muchos . . . Si todos ellos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo?” 1 Corintios 12:14,19 (NVI).

Dios quiere usarte para hacer la diferencia en el mundo. Él quiere trabajar a través de ti. Lo importante no es lo que dure tu vida, sino la entrega de ella. No cuánto viviste, sino cómo viviste.

Si no estás involucrado en ningún tipo de servicio o ministerio, ¿Cuál excusa has estado usando?

• Abraham era viejo.
• Jacob era inseguro.
• Lea era poco atractiva.
• José fue abusado.
• Moisés era tartamudo.
• Gedeón era pobre.
• Sansón era co-dependiente.
• Rahab era inmoral.
• David tuvo una aventura amorosa y todo tipo de problemas familiares.
• Elías era suicida.
• Jeremías estaba deprimido.
• Jonás era desobediente.
• Noemí era viuda.
• Juan el Bautista fue excéntrico, por decir algo.
• Pedro era impulsivo y de temperamento fuerte.
• Martha se preocupaba mucho.
• La mujer samaritana había fracasado en varios matrimonios.
• Zaqueo era poco popular.
• Tomás tenía sus dudas.
• Pablo tenía mala salud.
• Timoteo era tímido.

¡Vaya lista de inadaptados! Pero Dios usó a cada uno de ellos en su servicio. ¡Él está listo para usarte a ti también! Simplemente deja de dar excusas.

Reflexiona sobre esto:

• ¿Cuáles son algunas excusas que te han impedido servir?
• ¿Cómo Dios le ha dado forma a tu ministerio? ¿cuáles son las cosas por las que te emocionas?
• ¿Crees que Dios puede usarte tal como eres para hacer la diferencia para Su Reino? Toma tiempo ahora mismo para orar y hablarle. Compártele tus dudas y preocupaciones, y pídele fortaleza.