Es común hoy escuchar a la gente decir: “Lo que haces en tu vida privada no es asunto de nadie”. Bueno, eso no es realmente cierto. Lo que haces en tu vida privada, a puerta cerrada o fuera de la vista de otras personas, construye y revela tu verdadero carácter. Y Dios lo ve tan claramente como las cosas que haces en público.

De hecho, las cosas pequeñas e invisibles que haces, son las semillas de la bendición pública de Dios en tu vida. No puedes dividir tu vida y decir: “Tengo integridad en mi vida pública, pero no en mi vida privada”. Podría hacer una lista en este momento de figuras públicas que han tratado de vivir de esta manera, ocultando realmente lo que son, con tal de no perder popularidad y fama. No importa lo que digan, cualquier líder que no sea fiel en asuntos pequeños no será fiel en asuntos grandes.

Este principio no es nada nuevo. Jesús dijo: “y si no son fieles con las cosas de otras personas, ¿por qué se les debería confiar lo que es de ustedes?” Lucas 16:12 (NTV).

Todos los que tenemos una habilidad o vocación o aprendemos un oficio lo adquirimos a través de un aprendizaje. Si eres mecánico, lo aprendiste de otro mecánico y trabajaste en el negocio de esa persona antes de comenzar el tuyo. Como aprendiz, tienes que ser responsable del negocio de tu maestro antes de que se te confíe el tuyo.

Este principio de aprendizaje se aplica a todas las áreas de tu vida. Se aplica a cómo manejas el dinero de otras personas, cómo manejas las posesiones de otras personas e incluso cómo manejas el ministerio de otras personas antes de que Dios te dé el tuyo.

Antes de que Dios me diera mi propio ministerio, serví como pastor de jóvenes bajo el ministerio de otro hombre. Dios miraba cómo lo manejaba; estaba probando mi integridad. Necesitaba demostrar mi fidelidad en ese ministerio antes de que Dios me permitiera dirigir el ministerio de la Iglesia Saddleback.

Si alguien te presta un automóvil, ¿qué tan bien lo cuidas? Si una familia te permite quedarse en su casa de vacaciones, ¿la tratas tan bien como a tu propia casa? Cuando nadie te está mirando en el trabajo, ¿trabajas diligentemente?

Dios está mirando y probando tu integridad. Demuestra que se puede confiar en las cosas grandes siendo fiel en las cosas pequeñas.

Reflexiona sobre esto:

• ¿Qué te ha confiado Dios, para probar tu integridad?
• ¿En qué parte de tu vida es más difícil ser fiel?
• ¿Recordar que Dios lo ve todo, cambia algo en tu vida privada? ¿Por qué o por qué no?

Te invitamos a ESCUCHAR el mensaje de hoy en NUESTRA NUEVA PAGINA WEB.