Sé Prudente con tus Palabras

“Es una de las partes más pequeñas de nuestro cuerpo, pero es capaz de hacer grandes cosas. ¡Es una llama pequeña que puede incendiar todo un bosque! … Puede echar a perder toda nuestra vida…” Santiago 3:5-6 (TLA)

Cuando carecemos de autocontrol, somos vulnerables a todo tipo de problemas.

Todo lo que esté fuera de control en tu vida puede dañar a otras personas y dañar tus relaciones cercanas. La ira, la lujuria, la adicción, los gastos, la bebida o la ambición incontrolados pueden crear problemas enormes.

Pero el mayor destructor de relaciones es una lengua incontrolada.

Una vez leí que la persona promedio tiene alrededor de 30 conversaciones al día. Eso fue antes de la cuarentena de la pandemia. Pero si eso es cierto, eso significaría que pasamos alrededor de una quinta parte de nuestras vidas hablando.

En algún momento, tu boca probablemente te meterá en problemas. ¡Las probabilidades están en tu contra!

Santiago compara la lengua con una pequeña chispa porque eso es todo lo que se necesita para comenzar un gran incendio forestal. Una palabra descuidada puede encender tus relaciones y hacer que todas se conviertan en humo.

¿Alguna vez conociste a un pirómano verbal?

Sus palabras son peligrosas. Usan palabras de desánimo, decepción, acusación, crítica, sarcasmo, condena o ataque —la lista es interminable.

El chisme es especialmente destructivo porque se propaga como un virus en el aire. Las palabras descuidadas han destruido carreras, amistades y familias.

En lugar de ir en una dirección destructiva, puedes optar por usar tus palabras para edificar a otros. Cuando veas a alguien haciendo algo bien, háblale de ello. Afirma su carácter cuando toma decisiones difíciles. Levántalo con palabras de aliento.

Edificar a otros con tus palabras no es difícil, pero en nuestro mundo, es poco común.

Reflejas la gloria de Dios en un mundo oscuro cuando controlas tu boca y edificas a otros.

Te invitamos a ESCUCHAR el mensaje de hoy en NUESTRA NUEVA PAGINA WEB.

Reflexiona sobre esto:

  • ¿Qué palabras podrías usar para edificar a otros?
  • ¿De qué manera podrías recordarte a ti mismo que debes animar a los demás cuanto te sientes tentado a criticar?
  • ¿Por qué el chisme es tan destructivo? Prepara una “vía de escape” para evitar chismear.

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