Para poder alcanzar tus metas, tienes que encontrar la solución para mantener tu entusiasmo durante el largo recorrido.

Ralph Waldo Emerson dijo, “No se logra nada grande sin entusiasmo”. Yo creo eso con todo mi corazón. He encontrado que es verdad en mi vida. Tienes que tener pasión, tienes que tener entusiasmo, o nunca vas a llegar al final.

La mayoría de las personas me consideran un entusiasta, y lo soy. Pero no he sido un entusiasta por una semana o un mes. Mi entusiasmo no ha disminuido en un año o cinco o diez años. He sido un entusiasta consistente acerca de las metas que me he fijado durante más de treinta años.

¿Cómo hago eso? ¿Cómo mantengo mi entusiasmo día tras día a pesar de los retrasos y las dificultades, los callejones sin salida, los problemas, las presiones y las críticas? ¿Cómo puedes mantener tu entusiasmo por más de treinta años?

El pensamiento positivo no es suficiente. Animarte a ti mismo no es suficiente. Hablarte de una forma optimista no es suficiente.

La forma en la que te mantienes entusiasta por toda la vida se encuentra en la palabra “entusiasmo”. La palabra entusiasmo viene de la frase griega en theos. En es la palabra griega para la palabra en español “en”. Theos es la palabra griega para “Dios”, así que en theos significa estar “en Dios”.

Cuando estás en Dios, serás entusiasta. Es el tipo de entusiasmo que no se ve afectado por la economía o el clima o las circunstancias. Es eterno porque tú estás anclado al Dios eterno. Estás en Cristo.

Pablo nos dice cómo hacer esto en Romanos 12:11-12, Él dice, “Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración” (NVI).

Si quieres alcanzar tus metas este año, necesitas el poder de Dios. Permanece gozoso en la esperanza, paciente en la aflicción y fiel en la oración.

Haz esta oración hoy:

“Señor mi Dios, No quiero pasar otro día en mi vida sin ti, quiero que estés a cargo de cada parte de mi corazón. Te ofrezco mi cuerpo. Me dedico enteramente a ti. A la luz de todo lo que has hecho por mí, me entrego con un sacrificio vivo en un acto de adoración espiritual.

Humildemente admito que necesito ayuda. Te pido que renueves mi mente. Ayúdame a pensar de la forma en la que quieres que piense. Perdóname por mi orgullo. No quiero pensar de mí más alto de lo que debo. Mi fe necesita crecer, y yo necesito tu ayuda para fijar las metas que sean realistas y puedan ser medidas, para poder realizarlas. Perdóname por intentar cambiar por mi cuenta.

Quiero llenar mi vida con amor. Quiero llenar mi vida contigo. Ayúdame a obtener ayuda en un grupo pequeño. Ayúdame a deleitarme en honrar a las personas, a enfocarme en dar mi vida para que tu tengas cuidado de mis necesidades. Quiero nutrir mi entusiasmo al estar en ti. Ayúdame a estar gozoso en la esperanza, paciente en la aflicción y constante en la oración. Te entrego mi vida. Todo esto te lo pido en el nombre de Cristo Jesús. Amén”.