La mayoría de nosotros tiene grandes sueños cuando somos chicos. Queremos llegar a ser alguien importante. Tal vez un jugador de beisbol, una bailarina o el presidente.

Para la mayoría de nosotros, ese sueño se ve un poco diferente ahora. De hecho, tal vez pienses que lo perdiste, que no te convertiste en lo que deseabas ser.

Pero hay algo que necesitas saber. Has sido llamado para transformarte en alguien significativo. O más precisamente, has sido llamado para transformarte como alguien significativo.

La Biblia dice, “Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor de muchos hermanos” (Romanos 8:29 NTV).

Has sido llamado para ser como Jesús. Eso no significa que te vas a transformar en un Dios. Nunca seremos pequeños dioses. Eso no va a suceder.

Pero Dios quiere que seas santo-que seas como él.  Dios quiere que tomes las características de Jesús, que es amoroso, gozoso, pacífico, paciente, generoso, con autocontrol y gentil (tal vez reconozcas estas características como los frutos del Espíritu Santo mencionados en Gálatas 5:22-23).

¿Este tipo de crecimiento sucede de la noche a la mañana? Absolutamente no. ¿Va a ocurrir de manera fácil? No.

Pero lo alcanzarás.

La Biblia nos promete esto, “Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva” (Filipenses 1:6 NTV).

La próxima vez que pienses en los frutos del Espíritu y te sientas desanimado por todo lo que te falta para llegar, recuerda esto: ¡Dios no terminó contigo aun! Todavía está trabajando en hacerte más como Cristo.

Reflexiona sobre esto:

• ¿Por qué el trabajo de Dios en hacernos más como Cristo toma aparentemente tanto tiempo?
• Cuando miras a los frutos del Espíritu en Gálatas 5, ¿cuál te parece el más difícil de alcanzar para ti? ¿Por qué?
• ¿Qué diferencia hace para ti el saber que Dios completará su gran obra durante y a través de tu vida?