Entrégale a Dios tu Defensa

“Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos”. Salmo 23:5a (NTV) 

El Rey David sabía lo que significaba ser atacado emocional, verbal y físicamente. Cuando joven, fue ungido por el profeta Samuel para ser el siguiente rey de Israel, pero Saul seguía siendo el rey. A pesar de que David le servía lealmente, Saúl estaba celoso del futuro rey y decidió matarlo. David tuvo que esconderse de Saúl en cuevas mientras se decían mentiras sobre él por todo el reino. Incluso, David nunca dijo una mala palabra en contra del rey Saúl. Él nunca replicó, porque Dios estaba preparando a David para ser un rey conforme al corazón de Dios.

David dijo, “Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos” Salmo 23:5a (NTV).

¿Suena como que David estaba estresado? ¡No! Él no tuvo que gastar sus energías defendiéndose porque confiaba en Dios como su defensor.

Se requiere mucha fe y humildad, para descansar y confiar en Dios cuando estás bajo ataque, cuando te mal entienden y cuando se esparcen rumores sobre ti. Cuando eso sucede, todo tu ser quiere levantarse y hacer algo al respecto. ¿Qué haces con las personas que te atacan? No hagas nada. Deja que Dios trate con ellos.

Confía en Dios para que sea tu defensor.

Dios no solo quiere defenderte, sino también tener compañerismo contigo: “Pero que se alegren todos los que en ti buscan refugio; ¡que canten siempre jubilosos! Extiéndeles tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu nombre” Salmos 5:11 (NVI).

Es un banquete, o una fiesta todo el tiempo —no solo en los buenos tiempos sino también cuando estás bajo ataque.

Dios dice, “Yo sé que estás en una batalla justo ahora. Estás peleando por tu trabajo. Estás peleando por tu salud. Estás peleando por tus finanzas. Estás peleando por tu dignidad. Mientras la batalla continua, quiero hacer un banquete para ti para darte un poco de ánimo”. Es una fiesta en una zona de combate. Es un banquete en un campo de batalla.

Si eres un hijo de Dios, tu Padre Celestial está orgulloso de ti. Los que te critican pueden molestarte, calumniarte, ignorarte, ridiculizarte, difamarte, pero no pueden detener la bendición de Dios en tu vida.

“Me condujo a la sala del banquete, y me cubrió con la bandera de su amor” Cantares 2:4 (RVC).

Reflexiona sobre esto:

  • ¿En qué batalla estás justo ahora? ¿Cuál oposición te está oprimiendo?
  • ¿Qué tienes que dejar ir cuando rindes tu defensa a Dios?
  • El descansar en medio de la batalla, ¿Cómo te ayuda a pelear mejor?
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Si todavía no has confiado en Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo; haz esta oración.

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