Enfrenta Tus Sentimientos para que Puedas ser Libre

“Clamo a Dios; sí, a gritos; ¡oh, si Dios me escuchara! Cuando estaba en graves dificultades, busqué al Señor”. Salmo 77:1-2 (NTV)


¿Alguna vez has dejado caer una lata de refresco y luego la abres? ¿Qué ocurre? ¡un desastre!

La peor respuesta a las heridas ocultas en tu vida es callarte. Es como sacudir una lata de refresco. ¡Un día, explotarás!

Embotellar tus heridas ocultas te cansará. La Biblia dice: “Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día” Salmo 32: 3 (NVI).

Nunca superarás tus heridas ocultas hasta que enfrentes tus sentimientos, y los admitas ante Dios, tú y otra persona.

Muchas personas intentan superar su dolor admitiéndolo ante Dios y ante ellos mismos, pero luego se saltan la tercera parte de la ecuación. Nunca funcionará, Admitir su dolor a los demás es absolutamente esencial para su sanidad. Mejorar depende de ello: “Confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados” Santiago 5:16 (NVI).

No tienes que confesarle a un pastor, a un sacerdote o a un terapeuta para seguir lo que dice Santiago 5:16 (aunque puedes hacerlo). Solo necesitas un amigo en el que puedas confiar.

Si usas toda tu energía emocional tratando de ocultar el pasado, no te quedará mucho para hoy. Abre tu dolor oculto a alguien. Dile a esa persona lo que te duele. Al confesar tu dolor oculto a Dios, a ti mismo y a otra persona, es probable que encuentres la energía sin la que has estado viviendo durante tanto tiempo.

Revelar tus sentimientos es el comienzo de la sanidad.

Reflexiona sobre esto:

  • ¿Qué secreto de tu pasado tienes problemas para revelar?
  • ¿Por qué es tan aterrador discutir o examinar abiertamente un recuerdo doloroso con Dios? ¿Con nosotros mismos? ¿Con otros?
  • ¿Con qué persona puedes abrirte con seguridad sobre el dolor de tu pasado?
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